Un invierno más frío y persistente provocó que la capa de ozono disminuyera un 40% en el Ártico, lo cual constituye un fenómeno nunca antes observado en el Polo Norte.
Así lo anunció el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, cuya aseveración fue confirmada tanto por la agencia espacial europea (ESA) como por la Organización Mundial de Meteorología (OMM).
La capa de ozono se encuentra a unos 25 kilómetros de altura, recubre el planeta y sirve de escudo protector contra el efecto directo de los rayos ultravioleta.
Para constatar esa pérdida en la capa de ozono, los científicos del CNRS revisaron los datos registrados por las estaciones de observación ubicadas en el Ártico mientras que el satélite
Para la OMM, esa disminución sufrida por la capa de ozono en el Ártico excedió lo perdido en el invierno del año anterior. En la temporada 2010-2011, esa pérdida se calculó en un 30%.
“No siempre se reúnen las circunstancias para que se produzca una disminución importante del ozono. Las condiciones meteorológicas extremas son las responsables del récord alcanzado”, recalcó la CNRS en un comunicado.
Esos gases que venían contenidos en los aerosoles se conocen como clorofluorocarbonos (CFC) y, junto con los halones, son los responsables de la destrucción del ozono debido a la liberación de cloro y bromo.
Ahora, ante la presencia de vientos fuertes y temperaturas aproximadas a los 80 grados bajo cero, esos gases que aún están en la atmósfera se vuelven nocivos para la capa de ozono.
“Las moléculas de ozono continuarán destruyéndose durante las próximas décadas, sobre todo durante los inviernos árticos especialmente fríos” , señaló ESA.
De igual opinión es la CNRS, la cual no descarta que se repita una disminución similar a la sufrida este año, si los inviernos siguen siendo tan fríos en el Polo Norte.
“La estratosfera sobre el Ártico continúa siendo vulnerable al daño causado por estas sustancias, las cuales están vinculadas con las actividades humanas”, comentó Michel Jarraud, de la OMM.
En cambio, el Polo Norte se caracteriza por tener temperaturas más cálidas y condiciones meteorológicas más variables. Eso hace que no sea común que se experimente una pérdida de ozono en los inviernos árticos.
Este año, si bien el invierno ártico fue más cálido a nivel del suelo, se caracterizó por ser más frío en la estratosfera.
La estratosfera es la segunda capa en la atmósfera terrestre, justo debajo de la troposfera, y se encuentra entre los 12 y 100 kilómetros de altura.
Los científicos del CNRS tratan de determinar cuál será el impacto de este fenómeno durante la primavera, cuando las masas de aire que son pobres en ozono se desplacen como consecuencia del aumento de temperatura.