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Aniversario

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Fue esplendorosa la mañana del 10 de marzo de 1952. Bajo el patriótico y flameante amparo de las banderas de Cuba y de Costa Rica -la escuela llevaba el nombre de “República de Costa Rica”- el Director nos informó, en un lenguaje burocrático que parecía un préstamo de los noticieros soviéticos de entonces, que aquella madrugada el general Fulgencio Batista, jefe del ejército, había derrocado al Presidente constitucional Carlos Prío y, por lo tanto, había ahora un nuevo gobierno “igualmente democrático”. Esto último, desde luego, dicho en tono de ironía y en mi ingenuidad tica pensé que pronto oiríamos algo sobre los levantamientos populares de protesta que se producirían en todos los rincones de la Isla. Pero me quedé esperando y cuando, en el año nuevo de 1957, regresé por fin a Costa Rica, la dictadura seguía tan campante como el tío de William Walker que aparece en las botellas.








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