Marzo de 1948, la situación política es angustiosa. Cuatro años antes el Dr. Calderón Guardia había entregado el poder al Lic. Teodoro Picado, mediante el fraude electoral más vergonzoso de la historia nacional. Acababan de pasar las elecciones de febrero del 48 y las había ganado el periodista Otilio Ulate frente al Dr. Calderón Guardia. El Dr. dijo que había fraude y que era necesario repetir las elecciones. Los diputados de la mayoría, adictos a Calderón, obedeciendo a su jefe, anularon las elecciones y cuatro días después, José Figueres tomó la cuidad de San Isidro de Pérez Zeledón y se inició así la revolución de 1948 para hacer respetar la voluntad mayoritaria del pueblo costarricense.
El Gobierno hacía todo lo posible por terminar con los rebeldes, pero el movimiento se fortalecía cada vez más con voluntarios que llegaban por distintos caminos de todas las provincias, y en 22 días Figueres logró tomar las ciudades de Limón y Cartago.
El embajador mexicano ofreció sus servicios al Gobierno con tal de buscar alguna solución al conflicto para restablecer la paz. Picado nombró como su representante ante la embajada mexicana al Lic. Manuel Mora, jefe del comunismo y aliado suyo en la campaña electoral anterior. Figueres manda como representante suyo al presbítero Benjamín Núñez, quien fungía como capellán del Ejército de Liberación Nacional. Picado pidió que se realizara un acuerdo de cualquier manera, porque no quería ver más sangre costarricense derramada.
El acuerdo: Teodoro Picado dejaría el poder en manos del Ing. Santos León Herrera, tercer designado a la presidencia, para que terminara el período constitucional el siguiente 8 de mayo y entregara el mando a los revolucionarios.
El Ejército de Liberación Nacional toma el poder el 8 de mayo de 1948 y llama a una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna. Productos de este movimiento son: 1) El establecimiento del voto femenino. 2) La nacionalización bancaria. 3) La creación del Instituto Costarricense de Electricidad para promover el desarrollo económico del país por cuenta propia. Esto impulsó el crecimiento de la clase media y le puso zapatos a los campesinos.
Los costarricenses no volvimos a tener un gobierno impuesto por fraudes electorales desde 1948 y en esto hay que reconocerle un mérito a Teodoro Picado, ya que en su gobierno se creó el Tribunal Supremo de Elecciones, cuyo primer pronunciamiento que dio el triunfo a Otilio Ulate fue pisoteado por los adversarios y provocó una guerra civil que terminó con la vida de muchos costarricenses honorables.