El segundo disco de la banda latinoamericana de metal De la Tierra muestra un sonido orgánico y que recuerda a la música de los años 90. Esa era la textura que querían los cuatro músicos de la agrupación.
Los artistas que conforman el grupo vienen de otras grandes bandas de América Latina y se unieron en lo que para ellos es un grupo paralelo a su trabajo diario. Andrés Giménez (A.N.I.M.A.L, en la voz y guitarra) Alex González (Maná, en la batería), Harold Hopkins Miranda (Puya, en el bajo) y Andreas Kisser (Sepultura, en la guitarra) son los grandes encargados de presentar el álbum De la Tierra II , que lanzaron el año pasado.
Vía telefónica, Giménez habló con Viva sobre la nueva producción discográfica y el grupo.
El disco suena mucho a un retorno nostálgico a los ritmos más noventeros. ¿Esa era la intención del trabajo?
La intención era abrir el alma y tocar un disco lo más puro posible. Desde las letras, la música y el sonido, queríamos que fueran sin pasar por tanta parafernalia de equipamentos e ir a la raíz. Todos somos músicos que grabamos en los 90 y en ese momento no existía todo lo que hay ahora, solamente existía la cinta. O tocábamos bien o tocábamos bien, no había otra posibilidad, y eso precisamente era lo que queríamos lograr.
Para el disco trabajaron con dos grandes productores...
Tuvimos la posibilidad de trabajar con Ross Robinson, que produjo discos históricos de Slipknot Korn y Limp Bizkit. Él fue muy importante en la definición del sonido de la banda. También tuvimos la colaboración en el mixer con Joe Barresi, quien ha hecho grabaciones con Tool y Faith No More. G racias a ellos, alcanzamos un sonido muy orgánico grabando los cuatro juntos. El resultado se logró de una manera a la vieja escuela, sin tantas máquinas, más humano.
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¿Por qué orgánico?
Eso se logró al grabar todos juntos y al estar conscientes de que las máquinas no van a salvar cualquier error. Fue como tocar en vivo: no hay nada que pueda acomodar lo que hacés mal. Eso te da otra intención a la hora de grabar y de tocar, eso se nota mucho.
¿Cómo realizan la composición de las obras si todos se ven poco tiempo y viven en lugares tan largo?
Cada uno en su casa tiene su propio estudio pequeño. Todos componemos y compartimos las ideas vía electrónica. En este caso, llegamos a un total de casi 40 canciones, se hizo una lista y llegamos a 20. Cuando ya nos juntamos a grabar depuramos la lista a 10. Cuando estamos juntos en una sala de ensayos, dejamos que el aura brille para que nos sintamos todos felices.
¿Es complicado encontrar los momentos para las grabaciones en conjunto?
Sí, pero no tanto. Los cuatro amamos estar en De la Tierra porque para nosotros esto no es un proyecto paralelo, sino que es en conjunto con lo que cada uno tiene. Le ponemos el 100% de las ganas y del interés a todo lo que hacemos y siempre encontramos los espacios para grabar y hacer giras. Este no es un supergrupo que alguien se inventó, somos cuatro amigos haciendo lo que amamos.
Usted y Andreas son de raíz metalera, antes estuvo Flavio (de los Fabulosos Cadillacs) y en el caso de Alex, él toca rock/pop con Maná. ¿En qué le sirve esta variedad musical al grupo?
Eso es lo más interesante que tiene De la Tierra, que la monotonía no existe. Venimos de tierras diferentes pero todos los sonidos son latinoamericanos. Además del metal y de sus bases hay mucho sonido caribeño y tropical. Si fuéramos todos del metal sería pan con pan, comida de sonsos.