Alejandro Alpízar ya roza los 40 años pero el fútbol sigue en su vida, como una droga. Le gusta tanto que pronto cumplirá las cuatro décadas y todavía se levanta a las 6 a. m. para entrenar. Hasta hace apenas unas horas, movía sus ‘influencias’ para regresar a Primera División. No sucedió, pero el balón sigue girando.
Todos los días se levanta temprano. Entrena de 6 a 8 a. m., recoge a sus hijos en el colegio y luego acompaña al mayor de 14 años a la práctica diaria con el equipo Sub-17 de la Liga; en apariencia, el joven heredó algunos atributos de su padre. Es menor que la generación con la que juega pero pinta tan bien que lo subieron de categoría. Y hace apenas unos días fue llamado a las selecciones regionales.
Como si su vida fuese un círculo que siempre culmina en el mismo lugar, Alpízar continúa en el fútbol, en Desamparados y en la Liga; de una u otra forma hay un lazo que lo une a sus raíces.
En 'Desampa' reside hoy en día y hasta hace poco militaba con el equipo de Linafa; fue José Luis Rodríguez, presidente de Fútbol Consultants y representante de jugadores, quien lo llamó para fortalecer el plantel que hace poco inauguró y participa en la Liga de Ascenso.
Curiosamente, este plantel es visto como un proyecto para pulir y proyectar futbolistas jóvenes, pero Alpízar está ahí, compitiendo a diario.
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Afirma que a estas alturas no corre tanto como los jóvenes, pero todo lo hace sin precipitarse, a base de experiencia y millas acumuladas que le permiten equipararse con los muchachos que apenas comienzan y se equivocan continuamente.
Después de la práctica matutina se concentra en la educación de sus hijos; los lleva y los trae al centro educativo para luego cumplir otras actividades paralelas, como culminar los estudios de la licencia A para convertirse en entrenador de fútbol.
Afirma que luego de quedarse sin equipo en la división de honor, le ofrecieron dirigir el plantel Sub-20 de Desamparados; le gustó la dinámica de liderar, planear y vivir del fútbol desde otra faceta.
Cree que la ‘vocación’ llegó tarde, cuando estaba por cerrar su carrera como jugador. Quizá el impulso nació del enorme deseo de seguir vinculado con lo que le apasiona. El fútbol es una droga tan fuerte que a veces es imposible de abandonar para siempre. Y Alpízar no se ve lejos del balón.
En Fútbol Consultants seguirá jugando un tiempo más, espera llegar a los 40. Su hijo le permite seguir de cerca lo que sucede en la Liga, y en Desamparados adquirió otra responsabilidad: se hizo cargo de una escuela de fútbol, un proyecto en el que trabaja todos los sábados junto a su hermano.
En lo financiero le tocó ajustarse a una nueva realidad, con menos ingresos que antes. Más tallado.
“Sigo viviendo del fútbol, pero ahora desde otro punto vista y disfrutando más tiempo en familia. Es bastante difícil porque hace poco llevaba una vida diferente, de entrenar tres horas y tener el resto del día libre. Pero la vida continúa y uno trabaja para la familia”, explicó Alpízar.
El jugador reconoce que no forma parte del ‘selecto’ grupo de jugadores que al retirarse, vive de las rentas. El balón sigue girando, con nuevas aspiraciones y las mismas responsabilidades. Lo que no cambia es el gusto por entrar a la cancha y jugar.
Y los recuerdos quedan.
“En la calle siempre me recalcan el profesionalismo que tuve, especialmente en Saprissa que no era el equipo que seguía, pero aún así me entregué”, concluyó Alpízar.