México. AFP. El Senado mexicano terminó la votación de las leyes reglamentarias de la histórica reforma constitucional energética, aprobada el año pasado y que abre por primera vez el sector a inversionistas extranjeros, informó ese órgano legislativo.
Con 85 votos a favor y 26 en contra, los senadores aprobaron, el lunes por la noche, el último de cuatro dictámenes que comprenden las reglas de la reforma que pone fin al monopolio ostentado por Petróleos Mexicanos (Pemex, estatal) durante 75 años en la exploración y explotación de recursos energéticos.
Los dictámenes aprobados, pese al intento de la izquierda por modificar algunos de sus artículos, deberán ser votados ahora en la Cámara de Diputados.
La reforma energética es “la más importante y de mayor calado”, festejó el presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), en referencia a otras recientes modificaciones constitucionales que propuso al inicio de su mandato, aprobadas ya en medio de multitudinarias manifestaciones de rechazo de varios sectores.
El dictamen aprobado este lunes incluye la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética que, entre otros puntos, crea una entidad integrada por siete comisionados que serán seleccionados por el presidente y aprobados por Congreso.
Intereses de todos. “Queremos árbitros más fuertes que no cedan a los intereses de los más ricos”, dijo tras la votación la legisladora y vicepresidenta del Senado, Ana Lilia Herrera, del Partido Revolucionario Institucional (PRI, oficialista), que con el Partido Acción Nacional (PAN, conservador) tienen la mayoría de escaños en el Congreso.
Sin embargo, para la senadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierdista) Dolores Padierna, la ley facilitará “en todo lo necesario a las empresas privadas para que puedan hacer sus negocios”, de acuerdo con un comunicado que emitió en el Senado.
Los legisladores izquierdistas del PRD y del Partido del Trabajo (PT) rechazaron las leyes, así como la reforma aprobada en diciembre porque consideran que el país será despojado de sus recursos naturales, sobre todo el petróleo.
Los dictámenes establecen reglas para que Pemex –hasta ahora la mayor empresa estatal que aporta la tercera parte de los ingresos fiscales del país– y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) funcionen como “empresas productivas del Estado” con autonomía.
Abrir a particulares la generación y suministro de electricidad fue otra de las leyes aprobadas.
Peña Nieto, quien logró modificar los sectores educativo, hacendario, financiero y de telecomunicaciones, sostiene que la reforma energética moderniza Pemex e impulsa la producción de crudo, que cayó drásticamente en la última década.
Las iniciativas para reformar dichos sectores contaron en un principio con el apoyo de todos los partidos políticos, en un acuerdo sin precedentes llamado Pacto por México, ya desdibujado.