Como si fuera un episodio de la famosa serie de Netflix, Black Mirror, ciudadanos chinos están llevando la ficción a la realidad. Inspirados en el episodio “Be Right Back”, en el que una chica revive virtualmente a su novio fallecido mediante inteligencia artificial, Seakoo Wu está utilizando la tecnología para recrear digitalmente a su difunto hijo, Xuanmo.
Después de invertir miles de dólares, Wu recopiló fotos, videos y audios de su hijo. Buscó la ayuda de firmas de inteligencia artificial (IA) para replicar el rostro y la voz de Xuanmo. Aunque los resultados actuales son rudimentarios, Wu no se detiene ahí; formó un equipo dedicado a la creación de una gran base de datos, con la esperanza de alimentar algoritmos que den lugar a un avatar capaz de emular los pensamientos y el habla de su hijo.
Zhang Zewei, fundador de la firma de IA Super Brain comentó que el fenómeno de los “bots fantasma” no es exclusivo de China, pero el país asiático se levanta como el epicentro en esta industria.
“China está en el nivel más alto del mundo en tecnología de IA. Hay mucha gente en China, muchos con necesidades emocionales, lo que nos da una ventaja en materia de demanda de mercado”, reveló Zhang a AFP.
Super Brain cobra entre 10.000 y 20.000 yuanes (1.400 a 2.800 dólares) por un avatar básico.
Las implicaciones éticas y psicológicas de los ‘bots’ de fallecidos
La clientela de estas empresas especializadas abarca desde familiares hasta parejas que desean pasar tiempo virtual con las personas fallecidas. Además, los clientes incluso pueden mantener conversaciones telefónicas con empleados cuyos rostros y voces son alterados para simular a la persona fallecida.
“El significado para el mundo entero es enorme. La versión digital de alguien puede existir para siempre”, señaló Zhang a AFP.
Esta perspectiva genera debates sobre un “nuevo humanismo”, según Sima Huapeng, fundador de Silicon Intelligence en Nanjing, quien comparó esta tecnología con el retratismo y la fotografía, herramientas que revolucionaron la forma en que las personas recordaban a los muertos en su tiempo.
A pesar de las posibles ventajas emocionales, Tal Morse, investigador invitado en el Centro sobre Muerte y Sociedad de la Universidad de Bath, Inglaterra, destaca la necesidad de una investigación más profunda para comprender las implicaciones éticas y psicológicas de estos “bots de fallecidos”. La revolución de los avatares digitales plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la memoria y la conexión humana en un mundo cada vez más impulsado por la inteligencia artificial.
“Una duda clave es qué tan ‘leales’ son los ‘bots fantasmas’ con la personalidad que fueron diseñados para imitar (...) ¿Qué sucede si hacen cosas que ‘contaminan’ la memoria de la persona a la que deben representar?”, cuestionó Morse.
Para Zhang, de Super Brain, toda nueva tecnología es “una espada de doble filo”. Agregó que ellos no trabajan con personas para las cuales tendría un impacto negativo, recordando el caso de una mujer que intentó suicidarse tras la muerte de su hija.
Seakoo Wu comentó que su hijo Xuanmo “probablemente estaría dispuesto” a ser revivido digitalmente.
“Un día, hijo, nos reuniremos todos en el metaverso”, expresó Wu mientras su esposa lloraba frente a la tumba de su hijo.