Es ahora ampliamente conocido que la crisis económica de 1980 y el proceso posterior de estabilización y cambio de la economía tuvieron un impacto significativo en la inversión educativa realizada en el país. El análisis de este fenómeno, sin embargo, ha sido afectado porque las fuentes consultadas no han sido sometidas a la necesaria crítica documental y, a veces también, por la metodología empleada.
Problemas. En los estudios existentes sobre el tema, que cubren parcial o totalmente el período 1950-1990, los problemas más comunes que se encuentran son los siguientes: algunos, al calcular la inversión educativa, consideran únicamente el presupuesto del MEP y excluyen la inversión universitaria y la correspondiente al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), fundado en 1965. Otros, que sí incorporan lo invertido en educación universitaria, incluyen sólo la subvención directa que el Poder Ejecutivo transfería a las universidades, pero no el resto de lo invertido por esas casas de enseñanza superior.
Ciertas investigaciones contabilizan lo invertido por el MEP más lo aportado por otros ministerios en el campo educativo, y hay varias que, además de lo anterior, consideran como parte del presupuesto dedicado a la enseñanza los montos destinados al pago de pensiones de maestros y profesores.
En algunos casos, la inversión educativa fue calculada con base en los presupuestos aprobados; en otros, a partir de los egresos efectivos, y hay trabajos que combinan ambos tipos de datos. También en ciertos estudios fue contabilizada más de una vez la subvención del Poder Ejecutivo a las universidades.
Nueva estimación. La nueva estimación que aquí se presenta corrige la mayoría de los errores antes señalados y ofrece un cálculo mínimo de la inversión educativa para el período 1950-1990. Debido a la desigual calidad de las fuentes, los datos son más precisos para los años 1965-1990 que para el lapso 1950-1964.
Esta nueva estimación no incluye los recursos destinados al pago de pensiones ni lo invertido por la sociedad costarricense en educación privada.
Igualmente, el cálculo está afectado por cambios en la inclusión o exclusión de partidas en el presupuesto del MEP. De estas modificaciones, las más importantes se relacionan con la creación del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes en 1971.
Resultados. Los resultados preliminares de esta nueva estimación de la inversión educativa se presentan en el Gráfico 1, calculada en términos de la inversión por habitante en dólares de 1970. La tendencia principal es clara: dicha inversión creció de manera sostenida entre 1950 y 1960, bajó moderadamente entre 1961 y 1966 y, a partir de 1967, experimentó un aumento sin precedente, que se intensificó de 1972 en adelante.
Entre 1980 y 1982, la inversión educativa total disminuyó en un 65,8 por ciento, volvió a crecer en 1983 y 1984, y a partir de este último año se estancó. Se redujo otra vez en 1988 y se incrementó nuevamente en 1989 y 1990. En este último año, los recursos invertidos en educación tenían un nivel apenas ligeramente superior al alcanzado en 1972.
Factor clave en el crecimiento de la inversión educativa fue la enseñanza universitaria, cuya participación en la inversión educativa total ascendió de 10,2 por ciento en 1950, a 18,2 por ciento en 1969 y a 33,9 por ciento en 1980. El significativo aumento experimentado en el decenio de 1970 se explica porque, aparte de la Universidad de Costa Rica (fundada en 1940), fueron creados el Instituto Tecnológico de Costa Rica (1971), la Universidad Nacional (1973), el Consejo Nacional de Rectores (1974) y la Universidad Estatal a Distancia (1977).
La inversión en la enseñanza superior se redujo en un 63,5 por ciento entre 1980 y 1982, y aunque experimentó alguna recuperación a mediados del decenio de 1980, en 1990 su nivel era similar al que tenía en 1975.
Más pronunciado todavía fue el descenso en los egresos del INA, que disminuyeron 67,9 por ciento entre 1980 y 1982. No obstante, la institución se recuperó rápidamente, debido principalmente al aumento en los fondos provenientes del impuesto sobre la nómina pagado por los patronos públicos y privados. La captación de mayores recursos, asociada con la estabilización y la recuperación de la economía, permitieron que el INA lograra en 1990 una inversión similar a la que tenía en 1978.
Impactos y comparaciones. Con excepción de la educación especial y de preescolar, la cobertura de la enseñanza pública disminuyó en todos los niveles educativos. En primaria se redujo de 94,4 a 91,6 por ciento entre 1980 y 1983; en secundaria de 55,2 a 37,2 por ciento entre 1980 y 1988; en la parauniversitaria de 0,8 a 0,5 por ciento entre 1980 y 1985; y en la universitaria de 14 a 11,9 por ciento entre 1980 y 1984.
En 1989, las coberturas totales de primaria, la parauniversitaria y la universitaria superaban los niveles alcanzados en 1980, recuperación asociada con la expansión de la enseñanza privada en esos niveles (sobre todo en los dos últimos). En contraste, la cobertura total de secundaria en 1988 era inferior a la lograda en 1971. De hecho, la secundaria sólo recuperó la cobertura que tenía en 1980 alrededor de los años 2001-2002. El deterioro mayor se concentró en la secundaria nocturna, cuya cobertura bajó de 12,9 a 7,1 por ciento entre 1980 y 1989.
De esta manera, el desfinanciamiento sistemático de la educación y, en particular, el deterioro de la cobertura en la enseñanza secundaria, se constituyeron en uno de los fundamentos principales de la creciente desigualdad que ha caracterizado a la sociedad costarricense en los últimos años.
Pese a las diferencias de contexto, estimar el impacto que tuvo la crisis económica de 1930 en la inversión educativa de esa década permite considerar, desde una perspectiva más amplia, el desfinanciamiento de la educación ocurrido en el decenio de 1980.
Entre 1930 y 1936, la inversión educativa por habitante, en dólares de 1970, se redujo como máximo en 33,5 por ciento; sin embargo, ya en 1939, el nivel de esa inversión era casi similar al que tenía en 1930. Más importante aún, pese a la crisis, la cobertura de la enseñanza primaria, en vez de disminuir, aumentó casi cinco puntos porcentuales entre 1930 y 1939.
Ciertamente, el sistema educativo en 1930 era menos complejo y diverso que en 1980; pero es claro que para los gobiernos de Cleto González Víquez (1928-1932), Ricardo Jiménez (1932-1936) y León Cortés (1936-1940) desfinanciar sistemáticamente la educación no fue una opción.