La voracidad fiscal del Ministerio de Hacienda es desenfrenada. Tiene la mira puesta en los pagos a través de Sinpe Móvil, y anuncia el interés de cerrar portillos a esta forma de hacer transacciones, es decir, otra «genial» propuesta de política tributaria que no evitará la evasión fiscal, pero sí amenaza los avances en bancarización, disminución del uso de efectivo y seguridad ciudadana.
Es irracional y una nueva contradicción, porque mientras hablan de promover la reactivación económica y reducir la informalidad mediante la eliminación de requisitos y cargas impositivas (ej. CCSS), por otro lado amenazan con imponer trabas al mecanismo de pago y cobro más barato, rápido y eficiente para los usuarios y para quienes negocian bienes y servicios.
Cabe señalar el aumento exponencial de este mecanismo durante la pandemia. Para casi un millón de personas luchando por sobrevivir en la informalidad, un alto porcentaje teletrabajando y protegiéndose en sus casas, la simpleza sin costo de este mecanismo de cobro y pago y la facilidad de compras o ventas a domicilio ha sido una tabla de salvación.
Que la voracidad fiscal no nuble el juicio ni descarrile la enorme conquista histórica alcanzaba por el Banco Central en 1997, cuyos objetivos están más vigentes que nunca: brindar una plataforma de pago seguro, de fácil acceso, de amplia cobertura y alta disponibilidad.
Es, además, una inteligente fórmula para disminuir la demanda de efectivo, que según datos del 2019 le significaba al país una erogación anual de $7,5 millones, y a esto deben sumarse otras externalidades positivas.
En materia de seguridad ciudadana es evitar a las personas la exposición a robos, y si se trata del combate contra el narcotráfico y el crimen organizado, la eliminación del dinero en efectivo es una poderosa herramienta, de lo cual el caso Cochinilla es un ejemplo claro y triste.
La realidad es que quienes evaden el fisco lo seguirán haciendo, cambiarán la transferencia bancaria por el efectivo, y quienes responsablemente sí pagan sus impuestos sufrirán el encarecimiento de costos y se les dificultará la manera de hacer negocios. No propiciemos este daño al país.
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La autora es politóloga.