El característico frío de la época, acompañado de una molesta lluvia que inquietó unos minutos a los seguidores que rodearon el Estadio Ricardo Saprissa, en horas de la tarde, no fue impedimento para dejar pasar la oportunidad de disfrutar y beberse, como el mismísimo vino, el espectáculo Dos pájaros contraacatacan.
Desde Alajuela, Cartago, Pérez Zeledón, Heredia, San José y otras localidades, los más fiebres apretaron los dientes a causa de las bajas temperaturas, para esperar la apertura de puertas mientras aumentaba la fila.
Los vecinos de Desamparados, Floribeth Jiménez y su novio Manuel González, aguantaron frío con sombrilla en mano, para ver, por segunda vez, a Sabina.
“En el 2010 lo vimos en el Palacio de los Deportes; las entradas las compramos desde julio y llegamos hoy a las 2 p. m., son en sombra este. Ellos son un complemento de buena música, de arte, expresión, de bohemia, y pues no es lo mismo verlos por separado que aprovechar esta gira juntos”, expresó esta profesora de Teatro y estudiante de Periodismo.
“Quiero ver esa química en el escenario, esos monólogos que van a compartir. Cantares , de Serrat, es un tema obligatorio, y Hoy por ti, mañana por mí de ambos. Pedimos permiso en el trabajo para estar en este concierto”, se excusó la joven de 29 años.
Raúl Villalta, un vecino de Alajuela era el primero en la fila del costado sur del estadio, y junto a cuatro amigos esperó desde las 11 a. m. para complacer sus oídos, impulsado con más fuerza al declararse de corazón sabinero.
“Este espectáculo es algo que nunca se ha visto aquí; ya los he visto a los dos pero nunca juntos. Además, tengo todos los discos de Joaquín Sabina”, confesó.
Más baratas. Los que llegaron con el reloj en contra y se aferraron a la reventa no sufrieron un golpe muy fuerte a su bolsillo, pues la oferta en la calle estaba a un menor precio de la oficial.
Jorge Mora, un revendedor de la zona, explicó que esperó hasta la noche para calentar un poco más la venta de entradas.
“La más cara es la vip, vale ¢59.500 y nosotros la dejamos a ¢50.000; palco ¢62.500 y la vendemos a ¢50.000 también; platea está en ¢47.500 y la dejamos a ¢35.000; la preferencial vale ¢37.500 y lo bajamos a ¢30.000; la sombra vale ¢26.500 y se bajó a ¢20.000, y la gradería de ¢18.500 la dejamos en ¢15.000”, reseñó Mora.
Las camisas con la foto de los artistas las ofrecían a ¢5.000, pero a solo unos metros otro vendedor, más pellizcado, vendía bufandas a ¢2.000 con el nombre de los artistas grabados y le podía hacer un quiebre económico para que salga con sombrero sabinero.
Así combatieron el frío, con la ilusión de que sus ídolos pronto les calentarían la noche.