Bogotá. Este domingo 19 de junio los colombianos ponen punto y final a una de las campañas presidenciales más apasionantes y polarizadas que se recuerdan. Unos 38 millones de votantes acuden a las urnas para elegir entre las apuestas antagonistas que representa la izquierda de Gustavo Petro y la muy conservadora candidatura de Rodolfo Hernández.
Colombia es uno de los países más desiguales del continente, con 21 millones de pobres, mientras que más de la mitad de las tierras está en manos de una minoría privilegiada que no alcanza el 2% de la población. Una trampa mortal para los campesinos, que ahogados por las políticas neoliberales y de libre comercio recurren a los cultivos ilícitos de coca, en manos de los grupos armados.
LEA MÁS: Rodolfo Hernández, el invitado sorpresa a las presidenciales de Colombia
La desigualdad en el reparto de las tierras es la razón principal por la que nació un conflicto armado que ya va para seis décadas. Uno de los temas cuando se inició la negociación entre el gobierno del entonces presidente, Juan Manuel Santos, y la guerrilla de las FARC, abordaba esta cuestión.
Sin embargo, seis años después, la situación sigue sin avances significativos y los líderes campesinos que piden, por ejemplo, pasar de los cultivos ilícitos a la agricultura formal, no solo son asesinados por los grupos armados, sino también por los propios militares. Entre el 2021 y lo que va del 2022, con uno de los trimestres más mortíferos, mataron a 188 dirigentes del campo.
En los últimos años el escenario para la clase política cambió. Si bien uno de los problemas continúa siendo la violencia armada que infesta cada uno de los rincones del país, ahora en estas elecciones ya no está en juego la cuestión de la ya desaparecida guerrilla de las FARC, sino aquellas que habían sido relegadas a un segundo plano, como son la pobreza, la desigualdad y el desempleo.
Los últimos días de la campaña estuvieron marcados por la decisión del Tribunal Superior de Bogotá de obligar a ambos candidatos a llevar a cabo un debate electoral en vísperas de este domingo, después de que una tutela que se presentó en contra de Hernández en la que se le acusaba de infringir los derechos de los colombianos al negarse a participar en este tipo de encuentros.
Sin embargo, la falta de consenso dejó a los colombianos sin debate a pesar del fallo judicial que obligaba a celebrarlo antes del jueves. Desde el Pacto lamentaron que su rival no se presentara en las oficinas de la Radio Televisión Nacional de Colombia (RTVC) para hablar sobre los detalles del cara a cara.
Hernández justificó su ausencia por la falta de respuesta de las autoridades judiciales a las preguntas que formuló sobre la conveniencia de la decisión del tribunal de obligarles a debatir, un fallo que calificó de “corte estalinista”.
Votaciones reñidas
A diferencia de la primera vuelta, donde al menos la candidatura más votada estaba claro que sería la de Petro, la incertidumbre ha sobrevolado durante toda la campaña de esta segunda cita, después de que Hernández haya incluso sido capaz de sacar al del Pacto Histórico de la primera posición de las encuestas.
El candidato ultraderechista se hizo con más de 5,9 millones de votos en aquella primera cita del 29 de mayo —un 28,17% de los sufragios que se emitieron aquel día—, superando contra todo pronóstico a Federico ‘Fico’ Gutiérrez, quien parecía ser la opción predilecta de la derecha para vencer a Petro, en quien confiaron más de 8,5 millones de electores.
Los sondeos reflejan en la mayoría de los casos un empate técnico, aunque otras dan por vencedor a uno y otro por un estrecho margen, no obstante, ambos ya se encargaron de aclarar que aceptarán el resultado sea cual sea. En lo que también coinciden los sondeos es en el porcentaje del voto en blanco, alrededor del 5%.
LEA MÁS: Gustavo Petro, un rebelde moderado que podría girar a Colombia hacia la izquierda
Los candidatos: un invitado sorpresa y un rebelde moderado
Los colombianos decidirán entre un invitado que pocos tuvieron en el radar, se trata de un millonario lenguaraz y sin ideología ni partido irrumpió en las presidenciales de Colombia. Rodolfo Hernández, de 77 años, sacó a la derecha de la contienda y podría atajar la llegada de la izquierda al poder. Y de un revolucionario, Gustavo Petro que busca llevar a la izquierda al poder.
Después de cuatro décadas de lucha, primero en armas y luego en democracia, un revolucionario de anteojos que sobrevivió a la tortura y el exilio está cerca de conquistar el poder: Gustavo Petro, a sus 62 años, podría convertirse en el primer presidente de izquierda de Colombia.
Petro se ve a sí mismo como un “revolucionario” obstinado. En su tercer y último intento por la presidencia, derrotó a las élites que siempre cuestionó y moderó sus posiciones más extremas. Fue el candidato más votado en la primera vuelta y el domingo se enfrentará en balotaje al impredecible Rodolfo Hernández, un millonario independiente de 77 años.
[ Colombia, ante un balotaje incierto entre dos modelos radicales de cambio ]
Miope desde pequeño, Petro se siente llamado a quebrar una “historia” de 200 años. Su fuerte son los debates y la plaza pública. Economista de profesión y nacido en una familia de clase media, fue educado por sacerdotes lasallistas.
Siempre enarboló las banderas de la ruptura y el cambio. Su ascenso asusta a poderosos sectores que temen que su gobierno sea un “salto al vacío”. A otros les repele su mesianismo. “Él se cree predestinado, la única persona que puede salvar a Colombia”, resumió una fuente próxima que habló bajo reserva al portal independiente La Silla Vacía.
Petro se presenta como progresista antes que izquierdista, para evitar que lo asocien con las guerrillas marxistas que por seis décadas avivaron el conflicto armado y no pocos odios entre los colombianos.
Pero su pasado en la lucha armada lo persigue y es el caballo de batalla de sus adversarios. Varias veces amenazado de muerte y forzado a un exilio de tres años en Europa, tuvo que blindarse para dar sus discursos en tarima con chaleco antibalas, escudos a su alrededor y al menos 20 guardaespaldas. Casado con Verónica Alcocer y padre de seis hijos, Petro confesó su miedo a ser asesinado.
Hernández...
Un millonario lenguaraz y sin ideología ni partido irrumpió en las presidenciales de Colombia. Rodolfo Hernández, de 77 años, sacó a la derecha de la contienda y podría atajar la llegada de la izquierda al poder.
Su fórmula: un programa anticorrupción como solución para todos los males. Su estrategia: una personalidad errática y desparpajada próxima a la gente común.
[ Rodolfo Hernández y su TikTok sacuden la política en Colombia ]
Hernández se presenta como un antisistema, defensor del capitalismo y la austeridad. Atrajo focos con propuestas como cerrar embajadas para condonar créditos estudiantiles, que todos los colombianos conozcan el mar o deportar a miles de migrantes venezolanos indocumentados.
En entrevista reciente con la AFP advirtió que habrá una “lucha de clases” si no se reduce la pobreza y acusó a los políticos corruptos de tener “destruidos” a los colombianos, aunque su aspiración avanza a la sombra de una imputación judicial por presunta corrupción.
El imprevisible ingeniero, que tasa su fortuna en $100 millones, aterrizó al balotaje de sorpresa y relegó a la derecha en el poder con casi seis millones de votos en el primer turno. Entonces se jactó del inesperado resultado desde su finca y en bañador. El domingo se medirá con el izquierdista Gustavo Petro.
Hernández se convirtió en la piedra en el zapato de Petro, que pasó de ser favorito en todas las encuestas a empatar en la intención de voto con el millonario. La derecha y los partidos tradicionales, temerosos del izquierdista, le expresaron su apoyo pese a que fueron blanco de sus críticas en la campaña.