En 1989 fue baleado por pistoleros en el aeropuerto el Dorado y estuvo al borde de la muerte. Este hecho marcó la carrera política de Ernesto Samper Pizano, quien desde entonces ha sido un superviviente.
Pero el escándalo surgido esta semana por el aparente financiamiento del narco a la campaña electoral que en 1994 lo llevó al poder, podría conseguir lo que diez disparos arteros no lograron entonces: derrotarlo.
Mañana este economista y abogado, padre de dos hijos, cumple su primer año como presidente, pero, al igual que el pasado viernes cuando llegó a su cumpleaños 45, no tendrá motivo para celebrarlo, debido al creciente escándalo político en el país.
Este ha logrado incluso opacar los golpes contundentes que propinó al Cartel de las drogas de Cali. Contradictoriamente, esa organización cuyos máximos dirigentes cayeron en manos de la justicia en solo mes y medio, es la que está dándole el golpe de gracia al Gobierno.
Uno de los capos aún en fuga del cartel, Miguel Rodríguez Orejuela, se evadió hace poco de un operativo policial y dejó, ¿olvidado?, un maletín con documentos comprometedores.
Ahí aparecían listas de pagos a políticos, artistas y personalidades, así como un cheque endosado por Santiago Medina, quien fue el tesorero de campaña de Samper.
Medina negó cualquier hecho ilítico, pero luego terminó por involucrar a Samper.
Desde sus años en la Universidad Javeriana, en Bogotá, se perfilaba como un triunfador y persona carismática que "seducía" a quienes figuraban en su entorno. Samper inició su carrera política en 1982 cuando se unió al Partido Liberal. Tras escalar posiciones, en 1990 peleó la candidatura contra Cesar Gaviria y Hernando Durán, pero quedó en un triste tercer lugar en la consulta partidista.
Sin desilusionarse, el hombre brillante que desde su juventud sus compañeros aseguraban sería presidente de Colombia, "amarró" su candidatura para el 94. Tras ser embajador en España, logró ganar una reñida contienda electoral ante el conservador Andrés Pastrana.
La victoria fue empañada a solo quince días de la segunda ronda del 19 de junio 1994 cuando comenzó a sugerirse que el Cartel de Cali ofreció dinero a los partidos mayoritarios. Las acusaciones enturbiaron las relaciones con Estados Unidos, y estas solo mejoraron cuando cinco de los siete cabecillas del cartel fueron atrapados.
Ahora, con una imagen deteriorada por las acusaciones de Medina y sin Fernando Botero Zea, su fiel "mano derecha" --quien renunció como ministro de Defensa a raíz del escándalo--, Samper lucha por ser de nuevo un superviviente y superar la crisis que amenaza su gobierno y la institucionalidad colombiana.