Mejorar la eficiencia energética del alumbrado público y reducir la contaminación lumínica del cielo son dos objetivos de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) en su plan para cambiar 100.000 luminarias de vapor de sodio (convencionales) por luces led en toda la Gran Área Metropolitana (GAM).
Todo el proceso demoraría unos cinco años, comentó Luis Fernando Andrés, director de Distribución de la CNFL.
A ello hay que sumarle dos años más por concepto de estudio de viabilidad, búsqueda de financiamiento y licitación.
En otras palabras, las calles de la GAM estarán iluminadas con luz blanca hasta en el 2023, es decir, en unos siete años.
No obstante, el cambio se irá viendo antes a nivel de cantones, conforme se vayan sustituyendo sus bombillos.
Ese es el caso de Barva de Heredia, donde la CNFL aprovechó la reconstrucción de la red de distribución para instalar 750 luces led en el centro de la ciudad, tarea que finalizará este mes.
Otros. Algunas firmas distribuidoras de electricidad y alumbrado público ya hicieron el cambio a led. Por ejemplo, la Cooperativa de Electrificación Rural de San Carlos (Coopelesca) sustituyó 29.000 lámparas.
Por su parte, la Cooperativa de Electrificación Rural Los Santos (Coopesantos) y Coopeguanacaste están en ese proceso de reconversión. La primera instalará 9.000 lámparas y la segunda colocará 19.000 bombillos.
Primer paso en GAM. El pasado 2 de diciembre, la CNFL recibió las ofertas por parte de empresas interesadas en realizar el estudio de viabilidad y, según Andrés, este se adjudicará en enero.
Dicho análisis se financiará a través de una donación de la Agencia de Comercio y Desarrollo de Estados Unidos (USTDA).
Una vez seleccionada, la compañía tendrá seis meses para desarrollar el estudio.
“No se trata de cambiar por cambiar. Ese cambio debe ser rentable, los clientes lo observarán en las tarifas y también se busca una mejora en el sistema de iluminación”, indicó Andrés.
A partir de las conclusiones, se diseñará un plan de reconversión que requerirá más fondos.
“La tecnología se ha ido abaratando. Actualmente las bombillas cuestan $200 (unos ¢112.200), cuando antes costaban $350 (unos ¢196.350). Aún así estamos hablando de mucho dinero, porque tenemos que cambiar 100.000 unidades, a eso hay que sumarle el costo de instalación y retiro”, destacó el funcionario.
Beneficios. Con el cambio a led, la CNFL generaría un ahorro de 50-60% en la energía destinada a alumbrado público.
Jorge Madriz, director de Investigación y Desarrollo de la empresa Sylvania, señaló que una luminaria led de 100 vatios supondría un ahorro de más de 50% comparada a una luz de vapor de sodio o mercurio de 250 vatios.
“También tienen la ventaja de una mayor vida útil, en comparación con las fuentes convencionales, ya que consumen menos energía en la generación de calor, por lo que la depreciación luminosa se prolongará por un tiempo mayor”, explicó Madriz.
De acuerdo con Andrés, en promedio, la garantía de producto de una luz led es de 10 años, mientras que un bombillo convencional tiene una garantía de dos años.
“Eso nos va a ayudar a mejorar la eficiencia en costos de operación y mantenimiento para la CNFL”, destacó Andrés.
Quienes gustan de observar el cielo nocturno se verán beneficiados, ya que el diseño lumínico led no irradia hacia arriba sino que direcciona hacia la calle.
“Estas luminarias tienen sistemas de óptica muy avanzados que permiten calibrarlas para que cubran un área determinada, tanto hacia los lados en las aceras como hacia el centro de la calle”, comentó Madriz.
Para Andrés, al tener un control de luz mucho más efectivo, las bombillas led permiten diseñar una iluminación que priorice la seguridad de las personas.
De hecho, se evaluaría la posibilidad de adicionar un poste de luz. Actualmente, la distancia entre postes de luz es de 50 metros. En algunos sectores, la CNFL pondría uno más para reducir esa distancia a 25 metros.
“Se podría tener una mayor cobertura, mejorar la visibilidad nocturna y reducir el efecto cebra donde se tiene una zona iluminada y otra oscura”, apuntó.