Washington. AFP. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y los fortalecidos líderes de la oposición republicana precisaron de apenas dos días tras las elecciones legislativas para definir el primer campo de batalla del nuevo escenario político: la reforma migratoria.
“Quien juega con fósforos, corre el riesgo de quemarse. Y él (Obama) se va a quemar”, lanzó, desafiante, el líder republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, y marcó el tono en que se dará la discusión sobre qué hacer con la empantanada reforma migratoria.
Principal promesa de Obama en su campaña a la reelección en 2012, la ambiciosa reforma del sistema migratorio llegó a ser aprobada por el Senado, pero quedó estancada y sin esperanzas en la Cámara de Representante, controlada por Boehner.
Obama admitió ayer su responsabilidad en la derrota del Partido Demócrata en las elecciones legislativas de mitad de mandato. | AP (Pablo Martinez Monsivais)
La sola mención de que el presidente pueda usar sus facultades y firmar decretos pone fuera de sí a los fortalecidos líderes republicanos, que ahora controlan las dos cámaras del Congreso.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, no dudó en encender todas las luces de alerta: “la opción del presidente de hacer cosas de forma unilateral en el caso de la migración es un error. Es como ondear una bandera roja frente al toro”.
Si Obama decide ignorar el Congreso y firma decretos, estará “envenenando la fuente”, afirmó McConnell.
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