Madrid. AFP y EFE. En una España golpeada por la crisis económica, en la que las instituciones pierden credibilidad, el rey Felipe VI deberá conquistar su legitimidad, un ejercicio delicado incluso para un heredero que parece escapar por ahora a la caída de popularidad de la monarquía.
El rey Juan Carlos, de 76 años, dio la sorpresa ayer al anunciar que abdicaba en favor de su hijo Felipe, el más joven de sus tres descendientes directos y único varón, de 46 años.
El rey de España y el Gobierno afirmaron que el monarca se preparaba desde hace meses para esta abdicación, pero algunos expertos consideran que su estado de salud podría haber precipitado la decisión.
Imagen desgastada. Otros, en cambio, creen que su salud es solo un motivo entre otros. Ha sido también determinante el desgaste de la imagen del rey debido a varios escándalos, como la partida de caza de elefantes en Botsuana en 2012 o el caso de corrupción en el que su hija menor Cristina y su esposo Iñaki Urdangarin están inculpados .
“Lo más importante, en mi opinión, es que España había dejado de ser ‘juancarlista’”, afirmó Abel Hernández Domínguez, autor también de varios libros sobre la monarquía española.
Ícono de la transición democrática tras la dictadura franquista (1939-1975), el rey ha visto su popularidad caer al 41%, según un sondeo publicado en enero.
Sin embargo, su hijo, que habla varios idiomas y ha sido preparado desde pequeño para la sucesión, goza de una imagen positiva para el 66% de los españoles, que aprecian a este hombre de buen porte, alto –mide 1,98 metros– y de sonrisa seria y benévola a la vez.
Felipe “no va a tener el lastre de tener un yerno corrupto como lo tiene el rey. No va a tener todos los errores que ha cometido el rey como la caza en Botsuana y las amigas que ha tenido”, apuntó César de la Lama, autor de la primer biografía autorizada del rey.
Además, “las últimas elecciones europeas indican que vienen nuevos tiempos políticos. Asistimos a un cambio de etapa histórica”. En este contexto, “el príncipe Felipe es una garantía. Representa el cambio generacional”, subrayó Hernández Domínguez.
Aunque confiesa que es difícil predecir el futuro, el hispanista británico Paul Preston cree que Felipe VI tiene “una buena posibilidad” de relanzar la monarquía española y de perpetuarla, si bien esto depende de muchos factores.
“Si se recupera la situación económica, si el futuro rey lo maneja todo con esmero y tranquilidad, hay la posibilidad de que en unos años alguna de sus hijas pueda llegar a reinar”, afirma Preston.
“Pueden pasar muchas cosas pero, si estuviera entre la espada y la pared, diría que sí, que la monarquía española puede pasar de esta generación”, concluye.
País en crisis. Sin embargo, Felipe llega en un momento complicado, en un país estrangulado por la crisis, donde las instituciones están debilitadas por la pérdida de confianza hacia los partidos tradicionales y el auge de los separatismos en Cataluña y en el País Vasco.
“Habrá tensión, va a haber una temporada difícil, pero el príncipe solo tiene que demostrar que está capacitado, porque lo está. Es un hombre limpio, justo, trabajador, honesto”, apuntó César de la Lama, escritor y periodista.
El presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, afirmó que la abdicación del rey no cambiará nada del proceso político catalán.
En ese sentido, dijo que Cataluña llevará a cabo la consulta del 9 de noviembre, un referendo de autodeterminación que la región quiere organizar, pese a la oposición de Madrid.