Jerusalén.
El optimismo generado tras la última ronda de negociaciones sobre la cuestión nuclear iraní provoca escepticismo y amargura en Israel, que teme que se relajen las sanciones contra Teherán en respuesta al tono conciliador del presidente Hasan Rohani.
"En el expediente iraní no vemos más que una cuestión de nivel de vida, mientras que para Israel se trata de una cuestión de supervivencia", afirmó el ministro de Energía y Desarrollo regional, Sylvan Shalom.
El ministro israelí atribuyó las reacciones occidentales a "razones económicas", por las que Estados Unidos y la Unión Europea preferirían relajar las sanciones para que el precio del petróleo baje, impulsando así sus economías locales.
La administración americana recibió positivamente el miércoles un acercamiento más serio de Irán en las negociaciones que mantuvieron martes y miércoles en Ginebra el llamado grupo 5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido-, y Alemania)e Irán.
Las negociaciones se reanudarán en Ginebra los días 7 y 8 de noviembre, anunciaron los negociadores, al término de dos jornadas de conversaciones.
El gabinete del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no comentó oficialmente las reacciones estadounidenses, pero unos "altos responsables políticos" que pidieron guardar el anonimato lanzaron una advertencia a los medios.
"Irán será juzgado en función de sus actos y no de sus declaraciones. La comunidad internacional debe mantener las sanciones contra Irán mientras no se tomen medidas concretas en el terreno que hayan probado que Irán desmantela su programa nuclear militar", dijeron esos responsables en un comunicado.
Irán aceptó en Ginebra la realización de inspecciones sorpresa en los emplazamientos nucleares, una exigencia de Washington.
El diario Israel Hayom, favorable al primer ministro, consideró que en Ginebra "se habló de confianza (en Teherán), pero en la central nuclear iraní de Fordo se construye la bomba" atómica.
"Israel no debe conformarse con rechazar un acuerdo puramente simbólico con Irán, sino también exigir que se fije una fecha tope en las negociaciones" para que no acaben siendo conversaciones vacías, afirmó el diario en un editorial.
La directora del programa de control de armamento del Instituto de Estudios sobre Seguridad Nacional (INSS), Emily Landau, subrayó que la reunión de Ginebra tuvo visos de "déjà vu", añadiendo que "la frustración de Israel es comprensible".
"Israel no está presente en la mesa de negociaciones con Irán, pero es quien sufrirá las consecuencias negativas de un mal acuerdo", consideró la analista en una tribuna publicada en el diario Maariv, sugiriendo al Gobierno de Netanyahu que haga llegar su mensaje directamente a los países implicados.
El ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Youval Steinitz, no dudó en comparar la reunión en Ginebra con la conferencia de Múnich de 1938, en la que Reino Unido y Francia cedieron a las exigencias de la Alemania nazi para evitar una guerra que finalmente estalló un año más tarde.
Israel, considerado la única potencia nuclear de la región, ve en el programa de Teherán una amenaza para su propia existencia.
Netanyahu volvió a evocar el martes, día en que debutaron las negociaciones de Ginebra, la amenaza de un ataque preventivo israelí contra los emplazamientos nucleares iraníes.