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El actual Torneo de Verano registra, en promedio, más penales que los últimos cuatro campeonatos nacionales.
Con una media de 0,45 penaltis por juego, el certamen veraniego toma la delantera en este apartado puntual.
El porcentaje supera los 0,32 del Verano 2015 y el 0,36 del Invierno de ese mismo año.
En 2016, el promedio fue de 0,26 en el primer semestre y 0,28 en el segundo.
Tras diez fechas del Verano 2017, los árbitros pitaron 27 penas máximas, cinco de las cuales no acabaron en gol, según un recuento del Sistema de Información Nacional de Fútbol (Sinfut) para La Nación.
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De momento, San Carlos es el club al que más faltas de este tipo le sancionaron a favor con cuatro, todos ellos anotados por Johnny Woodly.
“Los árbitros están teniendo más determinación para pitar un penal. Ahora cualquier agarronazo se pita”, opinó el zaguero Álvaro Aguilar, compañero de Woodly en los llamados Toros del Norte.
“Uno como defensa tiene que tener más cuidado en el área y tratar de no ser tan evidente porque en el área siempre hay roces”, agregó.
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Según Horacio Esquivel, técnico de Limón, los penales son situaciones imprevisibles y por tanto no hay un factor que los eleve en este torneo.
“Los penales son circunstanciales. No podría decir que los árbitros son rígidos o no (...). Si un equipo se mete mucho atrás está expuesto a cometer penales. Tiene mucho que ver con la forma en que se juegue”, dijo el timonel caribeño.
Esquivel aseguró que la Tromba utiliza un esquema ofensivo en cualquier campo, de ahí la mayor probabilidad de que le cometan penales.
Para Johnny Chaves, DT del Santos, la técnica de marcación de los zagueros no siempre es la mejor y ello ha generado más faltas en una zona peligrosa.
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“Muchas veces en el área no se puede se tan agresivo en la marca. Hay jugadores que penetran, los defensas pierden el ángulo y terminan embistiéndolos. En nuestro caso hemos trabajado para evitarlos, pero son parte del fútbol”, dijo Chaves.
