Los atropellos son la segunda causa de muerte en las carreteras nacionales, pero el principal incidente que termina con la vida de adultos mayores y niños.
En los últimos cinco años, los atropellos provocaron la muerte del 60% de los adultos mayores que perecieron en percances de tránsito (304 de 499).
Además, causaron siete de cada 10 muertes de menores de nueve años en carretera (61 de 93).
En general, las mujeres fallecen más que los hombres en atropellos. En el último lustro, el 44% de las víctimas femeninas de accidentes viales murió por esa causa contra un 31% de los varones.
En el caso de los adultos mayores, los accidentes se asocian con el deterioro natural de los sentidos y con males de demencia. En cambio, el deceso de los infantes está vinculado a descuidos.
Lo anterior es parte de un análisis hecho por La Nación sobre datos de muertes en carretera, recopilados por el Departamento de Estadísticas Policiales del Poder Judicial.
Los atropellos eran el principal motivo de muerte por percances de tránsito, pero a partir del año 2000, las colisiones ganaron terreno hasta ocupar actualmente el primer lugar, afirmó Mario Solano, director de ese Departamento.
Pérdida de capacidades. Solo en el 2013, cruzar la calle sin fijarse provocó casi la mitad de las muertes por atropello de adultos mayores. En los niños, el accidente fue producto de cruzar la calle sin fijarse y por error al avanzar en reversa. Para Solano, los adultos mayores se convierten en víctimas porque caminan lentamente y requieren más tiempo para cruzar la calle, por ejemplo. En tanto, los atropellos a menores de edad se asocian con descuidos que cometen sus encargados, enfatizó el funcionario.
El doctor Fernando Morales, director del Hospital Nacional Geriátrico, explicó que al envejecer, las estructuras del oído cambian y sus funciones se reducen. Como consecuencia, los mayores de 60 años pierden un 30% de su audición. Es menor la capacidad para captar los sonidos (como el de un carro que se acerca) y se pueden presentar problemas de equilibrio.
Lo mismo ocurre con los ojos. A los 60 años, las pupilas bajan a un tercio del tamaño que tenían a los 20 y se dificulta la reacción ante la oscuridad o la luz brillante. A esto se suma el deterioro de la nitidez de la visión (no se enfoca bien).
“Uno de los riesgos es que hay personas mayores que andan sin anteojos o los piden prestados”, dijo Vilma García, directora del Programa de Adulto Mayor de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) . En el 2013, el 46% de los adultos mayores atropellados falleció por no fijarse al cruzar la calle.
Otro factor que afecta a este sector son males como el alzhéimer, debido al cual una persona puede olvidar que debe transitar por la acera y no por la calle.