Durante una salida de campo en pleno día, Brian Kubicki observó una salamandra dorada en medio del musgo y la materia orgánica en descomposición que se entrelazaba en la raíz de una gran orquídea.
Esta flor yacía adherida a un árbol podrido que aún permanecía en pie, en medio del bosque lluvioso premontano en Moravia de Chirripó, en la cordillera de Talamanca.
Y aunque ya se conocen 26 especies de salamandras del género Bolitoglossa en territorio costarricense, Kubicki estaba frente a una nueva de ellas para la ciencia, la cual bautizó con el nombre de Bolitoglossa aurae .
Kubicki, junto a Erick Arias, consignaron su hallazgo en un artículo científico publicado en la revista Zootaxa .
Con esta nueva especie, la diversidad de salamandras presentes en Costa Rica llega a un amplio número de 50 especies.
Esto posiciona a Costa Rica como el quinto país más rico en diversidad de salamandras, después de Estados Unidos, México, China y Guatemala.
Dorada como el oro. La nueva salamandra lleva el nombre de aurae en honor a Aura Reyes, esposa de Kubicki, quien codescubrió esta nueva especie.
Asimismo, la palabra aureus significa oro en latín y remite a la coloración amarilla de este particular anfibio.
Bolitoglossa aurae se diferencia de sus congéneres B. aureogularis , B. jugivagans y B. robinsoni por sus características cromáticas y morfológicas.
Por ejemplo, Bolitoglossa aurae tiene una coloración única. El amarillo tiñe su cuerpo, extremidades y cola, mientras que una franja café se observa en su cabeza y cuerpo, así como un par de rayas café oscuro desde detrás del ojo hasta la cola.
También, su cola es bastante larga (representa el 57,9% de la longitud total) y posee apenas tres dientes premaxilares.
Tiene dedos cortos y truncados, con una membrana que va desde moderada a extensa, tanto en manos como en pies.
Kubicki y Arias realizaron análisis de ADN y estos resultaron en una diferenciación molecular en los genes mitocondriales 16S rARN y citocromo b.
Esto terminó por confirmarle a los investigadores que efectivamente se trataba de una especie nueva de salamandra.
Las estribaciones caribeñas de la cordillera de Talamanca poseen la concentración más alta de especies del género Bolitoglossa, con 16 de las 26 especies que han sido reportadas.
“A pesar de la conocida riqueza de Bolitoglossa en esta región, la mayor parte del área ha sido poco estudiada debido a la topografía quebrada y el acceso limitado y difícil al área”, se rescata del artículo científico.