Su nombre no es gratuito. La gente lo ve y su primer impulso es acariciarlo, algo que, ahora, Peluche Francisco permite. Mas no siempre fue así.
María José Vargas, su dueña, lo encontró detrás de una soda en las inmediaciones de la Universidad Nacional (UNA).
“Era superagresivo, no me dejaba acercarme. Los oficiales de seguridad me decían que era muy agresivo”, contó Vargas, quien en ese momento era estudiante y a quien Peluche acompañó en su graduación.
El zaguate, de aproximadamente ocho años de edad, era usado para entrenar perros de pelea y la agresividad se constituyó en su mecanismo de defensa. “Con el tiempo, fui percatándome de las cicatrices; la más evidente es la oreja despedazada”, relató Vargas.
Lejos de darse por vencida, la joven siguió alimentándolo y tratando de acercársele. “Aquí la gente no lo sabía tratar. Al ser un perro agresivo, ¿qué esperás? Pues que te peguen una patada, te tiren un poco de agua y eso era lo que hacían. Decidí cambiar la técnica y darle amor”, dijo.
Así fue como el perro empezó a ver que no todas las personas eran violentas. “Yo usaba mis pies para jugar con él. Así les perdió el miedo y vio que estos no solo están para dar patadas”.
Peluche también empezó a socializar con otros perros, al punto que hoy es el líder de la manada. Pasa sus días en compañía de Chato y Milo Antonio.
“Ha sido un proceso. Yo lo veo a él muy cambiado; le gustan más los chiquitos, ya no pelea, le encanta jugar y correr, tira las patas... El cambio es increíble. Yo sé que lo ponían a pelear, pero verlo ahora... Para mí, él es un ganador y representa a todos esos perros que son víctimas de maltrato y abandono”, destacó Vargas.
Peluche Francisco se convirtió en celebridad criolla de Internet cuando participó en un concurso organizado por la marca Ascan en el 2012, el cual regalaba un año de alimento al ganador y Vargas vio en esto una oportunidad, ya que su presupuesto de estudiante era limitado y ella daba de comer a otros perritos.
“Se me ocurrió hacerle un perfil de Facebook ( www.facebook.com/PelucheFrancisco) y la gente se enamoró. Así se inició la Peluchemanía: la gente empezó a conocerlo, a compartir la información y hasta le hicieron volantes para el concurso”, manifestó Vargas.
Peluche Francisco ganó el concurso y poco tiempo después, una maestra los invitó a la escuela. “Subí las fotos a Facebook y ya después, todas las escuelas lo empezaron a invitar”, recordó.
Hoy, Vargas y los perros de la llamada manada UNA visitan escuelas, dan charlas y usan las redes sociales para educar.
De hecho, la UNA conformó una comisión para atender a los perritos que viven en su campus.
“La tasa de desempleo en el país es muy alta y yo estoy en ella, pero a ellos nunca les ha faltado nada”, dijo Vargas.