Cada pedaleo es una descarga de energía, precisamente una que se transforma en electricidad, gracias al combustible que proveen las piernas.
La fuente de energía más cercana a las personas es aquella que se desprende de su propio cuerpo. Quienes pedalean en el bicigenerador lo saben, porque gracias a su movimiento se carga una batería que alimenta la música que sirve para bailar en media plaza de la Democracia.
Las personas de la comunidad de Los Ángeles de Patarrá, en Desamparados, también lo saben y, esperan, con ello, poder iluminar una calle.
En el pueblo de Caño Negro, en Los Chiles, no solo lo saben, sino que ansían que la luz llegue con ese pedaleo.
“La luz transforma un espacio de principio a fin”, comentó Elliot González, presidente de Pausa Urbana.
Esta organización, con apoyo de Hivos de Centroamérica, ideó un proyecto para adaptar generadores eléctricos de bajo costo a bicicletas, para así producir electricidad.
“La idea es tener un bicigenerador que a partir del pedaleo, las personas produzcan electricidad sin emisiones de carbono”, detalló González.
De esta forma, el proyecto pretende concientizar sobre el acceso a la electricidad, el consumo y eficiencia energética, así como la importancia de las fuentes limpias y renovables.
¿Cómo funciona? Un bicigenerador se construye con repuestos de vehículo o motos.
Este se adapta a la llanta trasera de una bicicleta estática para que, cuando esta gire, accione un mecanismo capaz de producir magnetismo que termina convirtiéndose en energía eléctrica, al ser almacenada en una batería de carro.
“El movimiento circular de la rueda de la bicicleta se traslada a un volante, que es un mecanismo giratorio conformado por un estator (alambres de cobre alrededor de una pieza plástica). Cuando ese estator gira dentro del rotor, sin tocarlo, genera electricidad por medio del electromagnetismo”, se lee en el manual que se diseñó para fabricar bici-generadores
Eso sí, se necesitará un inversor (dispositivo) para pasar de los 12 voltios de la batería de carro a 110 voltios de los artefactos eléctricos de uso común. Ese inversor se conecta a la batería y de ahí salen los enchufes.
“Este es un diseño libre. La idea es que las personas puedan construirlo en sus casas”, manifestó González.
Este 2015 se celebra el Año Internacional de la Luz. Con ello, Naciones Unidas pretende llamar la atención sobre las posibilidades de desarrollo que se derivan de la iluminación.
Ejemplo de ello son los poblados cabécar y bribri, en Talamanca, que se han visto beneficiados por la instalación de paneles solares.
Al abrigo de una lámpara led, las familias departen más tiempo durante la noche. Muchos aprovechan para estudiar, ya que durante el día se dedican a trabajar en el campo.
“Al final es una cuestión de derechos”, subrayó González.
Comunidades. El proyecto empezó en la plaza de la Democracia como una actividad de “activación urbana”.
El bicigenerador servía para alimentar una computadora y unos parlantes, para así tener música bailable.
Eso sirvió para probar el generador y realizarle los ajustes necesarios al diseño.
En esta segunda etapa, Pausa Urbana trabaja en dos comunidades: Caño Negro y Los Ángeles de Patarrá.
En Caño Negro no hay electricidad, por lo que hay grandes expectativas. “Los chiquitos hacen fila para cargar la batería”, contó González.
Para llegar a Los Ángeles de Patarrá hay que subir una oscura cuesta de 1,6 kilómetros y el proyecto pretende iluminarla.
Como la comunidad está en una cumbre y pega mucho viento, los vecinos están pensando en cambiar la bicicleta por un molino de viento.
Esa innovación a viento derivó en otro proyecto dentro de la organización. ¿Y si también se adapta a una fuente hídrica?
“La idea ahora es convertir esto en un molino de agua y ponerlo en puntos donde haya buen movimiento de agua de forma permanente, como un cauce, para iluminar puntos de oscuridad en los túneles por donde pasan los ríos urbanos”, dijo González.
Lejos de quedarse en Costa Rica y en un afán por compartir conocimiento, la idea de los bicigeneradores va camino a Zimbabue, en África.
“Allá hay muchas comunidades que no tienen energía. Entonces, imagínese lo que es tener energía para bombear agua”, manifestó González.