Desde el jueves, el volcán Turrialba mantiene un registro de tremores volcánicos con amplitud y duración variable y, cada vez, los periodos de calma son menos duraderos, explicó Javier Pacheco, del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Costa Rica (Ovsicori).
El científico dijo que conforme el coloso ha limpiado los conductos internos, es más fácil que los gases magmáticos alcancen la superficie y, por eso, las erupciones son más seguidas. Por ello, en los últimos tres días, las emisiones fueron regulares y de diferente intensidad.
Ayer la salida de gases, acompañada de emisiones de ceniza con volúmenes variables, fue constante.
Así lo confirmó también Mauricio Mora, vulcanólogo de la Red Sismológica Nacional (RSN) de la UCR.
La columna de gases y cenizas fue rápidamente dispersada por el viento, el cual ha estado soplando hacia el noroeste, lo que genera afectación principalmente en los sectores al norte del volcán Irazú y en varias partes del Valle Central.
Hubo reportes de caída de ceniza en cantidades variables en las fincas lecheras entre los volcanes Turrialba e Irazú y en el Parque Nacional Braulio Carrillo, así como en Coronado, Guadalupe y algunas partes de Moravia.
Según Pacheco, como desde el viernes desapareció la influencia indirecta del huracán Matthew, el viento en nuestro país volvió a soplar en la dirección habitual y la ceniza cayó nuevamente en los lugares en los cuales mayoritariamente lo ha hecho.
Para los próximos días, la región sobre la que podría darse dispersión de estos materiales comprende las fincas lecheras entre los volcanes Turrialba e Irazú (Central, Silvia, San Bosco, Lara, Echandi y Volio, entre otras), dijo Pacheco.