Las huellas del terremoto de 7,6 grados magnitud de momento (Mw) ocurrido el 5 de setiembre del 2012, todavía son visibles en nueve cantones de Guanacaste.
Al menos 82 centros educativos y 517 viviendas esperan ser reconstruidos. Igualmente, muestran las cicatrices provocadas por la fuerte sacudida varias iglesias y los edificios municipales de Nicoya y Santa Cruz.
Muchas reparaciones están en proceso, pero en otros casos no se comenzó aún, como ocurre en la Escuela de Pavones de San Pablo de Nandayure, lo que obliga a dar clases en el salón comunal.
El terremoto ocurrido hace más de 10 meses tuvo su epicentro en el océano Pacífico, 24 kilómetros al suroeste de Sámara de Nicoya. Fue el segundo temblor más fuerte en Costa Rica desde los años 70, cuando se inició la medición de sismos con instrumentos.
El movimiento causó daños en 20 cantones del país, que fueron estimados en ¢22.360 millones.
Geólogos de la Red Sismológica Nacional (RSN) y del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) dijeron que la ruptura que generó el terremoto puede causar más sismos.
Trabas. Carlos Arias Chaves, alcalde de Nandayure, dijo que tras hacer una evaluación de los daños por el terremoto, y como había fondos, comenzaron trabajos de reconstrucción, pero admitió que en ciertos casos hay trabas al querer agilizar el giro de dineros.
“Nosotros ayudamos a reparar 275 casas, pero las que se tienen que volver a hacer nuevas, llevan un trámite más largo. Esa gente tiene casi seis meses haciendo trámites. Casi todo está en camino de solución”, concluyó.
Jesús Mora, jefe de prensa del Ministerio de Educación, informó de que pretenden iniciar la reparación de los recintos educativos en este segundo semestre del año, con el fin de concluir antes del inicio del curso lectivo del 2014.
El MEP cuenta con una partida de ¢3.600 millones para los 82 centros educativos de Guanacaste. Mora dijo que unas 10 escuelas están ubicadas en locales prestados.
Jorge Chavarría Carrillo, alcalde de Santa Cruz, detalló que, además de decenas de escuelas y casas afectadas, hay preocupación por obtener ¢350 millones para el edificio municipal, que fue declarado inhabitable tras el terremoto. “Tenemos que pagar alquileres en varios edificios para ubicar los diversos servicios municipales”, agregó.
Mientras tanto, Geovanny Alvarado, un pescador de playa Sámara, manifestó que el sismo los impactó pues “los peces cambiaron su hábitat y no hay fauna suficiente para sostener la actividad comercial”.
El ministro de Turismo, Allan Flores, dijo que la secuela en el sector fue mínima. “Hicimos una valoración de la infraestructura y superamos una situación que, en principio, pensamos sería grave”.