En todos estos años, Yoko Ono ha tenido algo muy claro: se celebra la vida. Por eso, cada 9 de octubre, ella llama a festejar el nacimiento de quien fuera su esposo: John Lennon, quien vino al mundo una madrugada hace 75 años en Liverpool, en medio de un bombardeo nazi.
Si el fundador de Los Beatles estuviese vivo tal vez estaría desilusionado del mundo; tal vez activo como Ringo Starr y Paul McCartney, tal vez sería activista; tal vez, estaría retirado; tal vez asustado de ver cómo alguien que se sabía normal, con virtudes, defectos, contradicciones y temores, hoy se le reverencie como un santo, algo que nunca quiso ser.
Eso no lo sabremos jamás.
“Nowhere man”. “Yo diría que mejor no pensemos en que falleció, sino que pensemos en que debemos celebrar que estuvo aquí”, afirmó Yoko.
Ella fue capaz de llenar el vacío de la figura materna que John cargó toda su vida, así como calmar su terrible pavor al abandono que lo acompañó desde niño.
Su madre, Julia Stanley lo concibió junto al marinero Alfred Lennon, con quien se casó en secreto debido a la oposición de la familia de ella.
Desentendido de su hijo, Alfred lo abandonó definitivamente cuando John tenía cinco años. Julia, por su parte, se unió a Bobby Dyckins, quien se negó, con machismo liverpooliano, a adoptar al retoño de otro hombre.
Julia le cedió la crianza a su hermana, Así, la tía Mimi Smith se convertiría en la severa figura de autoridad a la que respetaría para siempre.
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El tío George fue lo más cercano a un padre. Su muerte prematura dejó a John sin confidente y lo acercó a Julia, quien se comportaba más como una tía fiestera que como mamá, para disgusto de Mimi. Julia fue quien le regaló su primera guitarra a John.
Similares en carácter y sentido del humor, el destino le tendría reservado el golpe más bajo que se llevaría en su vida: Julia muere atropellada en julio de 1958.
John nunca se recuperará de esa pérdida. El adolescente acentuará su temperamento espinoso, se ensaña con los más débiles que se le cruzan y agredirá a quien se atreva a desafiarlo.
Es la música rock and roll la que lo saca del despeñadero. Estrecha su vínculo con Paul, quien también había perdido a su madre, Mary. La primera colaboración Lennon & McCartney se escribió en la tragedia.
Este muchacho. Este martes 6, se reunieron cerca de 2.000 personas para festejar la vida de John, en Strawberry Fields, un sector del Central Park de Nueva York. Formaron un enorme símbolo de paz y amor.
“Los pensamientos son contagiosos. Corré la voz. Ha llegado el momento de actuar. La Acción es paz”, expresó Madre (como llamaba John a Yoko) a sus 4,75 millones de seguidores en Twitter.
Quien apaciguó el sarcasmo hiriente y calmó la punzante ansiedad de Lennon, está convencida de que a sus 75 años, John seguiría siendo un activista y que no se habría quedado en una mecedora. No lo sabremos...
Sí sabemos que cada día que pasa se acrecienta más y más su figura como ícono del siglo XX, que tiene ganada la inmortalidad, como Kennedy o Presley... Aunque eso lo convierta, como decía, en un “santo muerto”, lo que nunca ambicionó ser.