Los Ángeles. AFP. Demócratas y republicanos han vuelto a poner en marcha la maquinaria electoral para captar el voto latino en los comicios estadounidenses del 4 de noviembre usando el español en anuncios, redes sociales y en discretos debates televisivos.
A pesar de que los hispanos han quedado relegados en estas elecciones (donde se elige a 36 gobernadores, 435 representantes y 33 senadores), la contienda lingüística se juega de California a Florida (los estados sureños de oeste a este), donde se concentra la mayoría de los más de 50 millones de latinos que viven en Estados Unidos.
En las últimas semanas, los aspirantes han organizado encuentros con sus electores hispanos en escuelas, centros comunales y comercios, y en todas partes han prometido políticas mejores para esta poderosa minoría, desencantada tras el fracaso de la reforma migratoria en el Congreso.
“El candidato tiene a través del idioma un poder de persuasión (la lengua), tiene que tener una influencia en el voto”, cuenta Lourdes Martínez-Echazábal, profesora y jefa del Departamento de Estudios Latinoamericanos y sobre Latinos de la Universidad de California en Santa Cruz.
Cercanía. En Florida, por ejemplo, los aspirantes a la Gobernación han dedicado buena parte de su estrategia a anuncios y mensajes en su web y Twitter en español para acercarse al 23,6% de la población de origen hispano de su estado.
El republicano Rick Scott (que busca la reelección) y el demócrata Charlie Crist incluso decidieron enfrascarse en un debate televisivo transmitido por una influyente cadena hispana, conocedores del alcance que podían tener sus palabras a través de la pantalla.
Sin embargo, fue un debate peculiar porque Scott fue el único que se animó a decir algunas palabras en español. Un intérprete se encargó de la traducción simultánea, rompiendo así el dinamismo que suele tener esa discusión.
“Muchas gracias a Telemundo y a ustedes por escucharnos”, balbuceó Scott en los argumentos finales con fuerte acento anglosajón. “Yo amo ser su gobernador (...)”, siguió, hasta cambiar al inglés.
La primera vez que el español se coló en una campaña estadounidense fue en el 2002, cuando dos aspirantes demócratas a gobernadores de Texas (sur) se enfrentaron en un debate de televisión.
Desde entonces, los políticos no han podido ignorar el poder que tiene este idioma como arma electoral y se han preocupado por introducirlo en sus estrategias comunicativas, “como es lógico”, según Martínez-Echazábal.
En California y Florida ya hubo algunos debates entre candidatos al Congreso completamente en español, pero su repercusión en el público fue menor.
Los políticos “no pueden acordarse de los latinos solo en época de elecciones”, advirtió Martínez-Echazábal.