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Kiev. EFE. El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, cedió ayer a las presiones de la oposición y de la comunidad internacional para que reforme el Gobierno y modifique las leyes represivas aprobadas recientemente , aunque se negó a renunciar a la mano dura contra los manifestantes.
“Algo se hizo mal. Reestructuraremos el Gobierno para encontrar al mejor equipo de profesionales que trabaje en interés del Estado ucraniano”, anunció Yanukóvich durante una reunión con líderes religiosos.
No está claro si esa medida va a satisfacer a la oposición, cuya principal demanda ha sido siempre la dimisión en pleno del Ejecutivo del primer ministro Nikolái Azárov, pero el relevo de los ministros más impopulares, como el titular de Interior, posiblemente calmará los ánimos en Kiev.
Yanukóvich también adelantó que el Poder Legislativo modificará el controvertido paquete de leyes aprobadas el 16 de enero, detonante del estallido de los recientes desórdenes en Kiev.
Esa demanda fue planteada tanto por la oposición, que acusa a Yanukóvich de querer implantar un Estado policial al limitar la libertad de expresión y reunión, como por Occidente, que llamó a Ucrania a respetar los derechos cívicos de sus ciudadanos .
“Llegaremos a soluciones de compromiso con la oposición. Votaremos esos cambios en las leyes y dejaremos atrás estas cuestiones. Lo primero que queremos es poner fin a la violencia y al derramamiento de sangre”, explicó.
Además, anunció que todos los detenidos en los disturbios “que no hayan cometido delitos graves” serán perdonados y liberados.
No obstante, advirtió que las autoridades no vacilarán en recurrir a medidas de mano dura ante las provocaciones de los activistas más radicales.
Aunque ya hay fecha para la sesión parlamentaria que abordará la reforma gubernamental y la revisión de las controvertidas leyes –el 28 de enero–, el dirigente opositor Vitali Klitschkó aseguró que las concesiones del mandatario no son suficientes.
“Hace dos meses, el movimiento se hubiera dispersado con la dimisión del ministro del Interior. Se hubiera podido satisfacer a la gente con la renuncia del Gobierno. Ahora, la gente demanda la dimisión del presidente”, declaró.
Protesta materna. Kiev vivió ayer un día de relativa calma al alargarse la tregua acordada entre Gobierno y opositores.
El protagonismo lo asumió un centenar de madres que sin temor alguno cruzaron las barricadas en las inmediaciones del estadio del Dinamo Kiev para enfrentar a los policías antidisturbios.
“Todos ustedes son hijos de Ucrania. Todos son nuestros hijos. Únanse al pueblo. Dejen de luchar y matar. Renuncien a la violencia. Desobedezcan a sus superiores”, gritaban las madres, con hijos en ambos bandos.
Durante varios minutos las mujeres formaron una barrera física a escasos dos metros de los antidisturbios, que asistían impávidos al inesperado acto de civismo de las madres.
Mientras, el ánimo contestatario se propaga como la espuma por todo el país, con la toma de las delegaciones del Gobierno central en Lvov, Termopol y otras siete regiones del oeste, centro y sur del país.
