Viena. El nuevo gobierno austriaco formado por la derecha y la extrema derecha confirmó este sábado su “compromiso europeo”, aunque pidió un mayor margen de maniobra para los Estados miembros.
El Ejecutivo defiende “un compromiso europeo claro, con el objetivo de reforzar la subsidiariedad” en el seno de la Unión Europea (UE), declaró el futuro canciller conservador Sebastian Kurz (OVP), de 31 años, durante la presentación en Viena del pacto de gobierno cerrado el viernes por la noche.
“Deseamos una mayor cooperación europea en los ámbitos donde esté justificado, como la defensa de las fronteras, pero más competencias cedidas a los Estados cada vez que sea posible”, explicó.
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M. Kurz, que se convertirá el lunes en el dirigente más joven del mundo, se expresó junto con el líder del partido ultraderechista FPO, Heinz-Christian Strache, su futuro vicecanciller, de 48 años.
La formación de extrema derecha, que regresa a un gobierno tras una experiencia complicada en los años 2000, obtuvo además los ministerios claves de Defensa, Relaciones Exteriores e Interior. Estas dos últimas carteras se le habían escapado hasta ahora.
La alianza del FPO con los conservadores corona un año de éxitos para la extrema derecha en Europa, con un gran avance en Holanda, Francia y Alemania, sin lograr no obstante alzarse con el poder.
Para el politólogo Anton Pelinka, aunque el FPO, que quedó en tercer lugar en las legislativas anticipadas del 15 de octubre, obtuvo más poder que nunca, “el OVP se impuso en los puntos más importantes, empezando por la política europea”.
Strache reconoció que, a petición de Kurz, una posible “salida de la UE quedó excluida” de las cuestiones que podrán someterse a referéndum, un tipo de votación que el FPO desea promover.
Kurz conservará por tanto el control de los asuntos europeos, en un momento en que Austria se prepara para presidir la UE en el segundo semestre del 2018.
Como era de esperar, el programa de gobierno prevé una serie de reducciones fiscales y medidas destinadas a combatir la inmigración ilegal y a disminuir las ayudas sociales para los extranjeros.
“Queremos aligerar la presión fiscal, queremos reforzar nuestra economía, lo cual mejorará nuestro sistema social”, prometió Kurz. Pero “en primer lugar, queremos mejorar la seguridad en nuestro país, combatiendo entre otras cosas la inmigración ilegal”.
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Las cuestiones relacionadas con la inmigración y el islam dominaron la campaña que condujo a la victoria a Kurz en las legislativas del 15 de octubre, dos años después de la llegada masiva de refugiados a Europa.
El joven líder conservador, que presume de ser uno de los artífices del cierre de la ruta de los Balcanes a los inmigrantes en el 2016, como ministro de Relaciones Exteriores se posicionó claramente del lado del FPO en este asunto, abriendo la vía a la nueva coalición.
Kurz y Strache detallaron públicamente su programa durante una conferencia de prensa en el monte del Kahlenberg, en Viena, un lugar con valor simbólico, según el politólogo austriaco Thomas Hofer.
Su reconquista por las fuerzas cristianas aliadas por el rey polaco Juan III Sobieski marcó el fin de ese asedio y el inicio del repliegue de los ejércitos musulmanes en Europa central.
“Sin querer darle una importancia desproporcionada”, la elección de este lugar “tiene cierto significado, al menos para el FPO”, señaló Hofer.
Durante su campaña, Strache multiplicó las declaraciones sobre el riesgo de “invasión masiva” de Austria y de “guerra civil” si no se ponía coto a la inmigración.
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El líder del FPO también aseguró durante un mitin que “el islam no tiene cabida en Austria”.
Strache, artífice de la alianza de su formación con el partido Rusia Unida del presidente Vladimir Putin, se muestra favorable a un acercamiento entre su país y el grupo de Visegrado, que incluye a países abiertamente euroescépticos como Polonia y Hungría.
En 2000, la entrada de este partido en el gobierno provocó sanciones europeas, un escenario considerado poco probable actualmente, en un contexto general de auge de los partidos populistas y antimigrantes, y con Strache, que se aseguró de suavizar la imagen de su formación.