La llegada de autos al país sigue creciendo en forma importante. Solo en los primeros cinco meses de este año ingresaron casi 36.000 autos, un promedio de 235 vehículos por día y un crecimiento de 26% respecto al mismo periodo anterior.
El 72% de estos autos son nuevos, lo cual refuerza un cambio estructural en el mercado que antes estaba más repartido entre nuevos y usados.
A esta cantidad de vehículos se suman cerca de 32.000 motos que entraron en ese mismo periodo.
¿Por qué más autos? Para el economista Ronulfo Jiménez, este comportamiento está asociado a tres factores.
El primero, a su juicio, es una apreciación real del colón (los dólares se abaratan en colones) que viene desde hace varios años y que hace relativamente baratos los bienes importados.
El segundo es la disminución del precio internacional de los combustibles, que implica un aumento en la capacidad de compra de los hogares y abarata tener carro propio. Tercero, la disponibilidad de financiamiento a tasas de interés relativamente bajas y a plazos mayores. A esto se suman las estrategias de mercadeo de las empresas.
“La demanda de carros nuevos ha sido constante y se ve beneficiada gracias a los atractivos créditos bancarios”, dijo Sime.
Erick Xirinachs, director comercial regional de Hyundai, Corporación Grupo Q, comentó que el mercado de Costa Rica ya lleva varios años con muy buen desempeño en cuanto a unidades vendidas y el promedio de reposición en los diferentes segmentos.
“La salud de la economía de Estados Unidos, las tasas de interés, un buen clima económico en el país y los precios relativamente estables de los combustibles, son, entre otros, algunos de los factores que favorecen la compra”, aseveró Xirinachs.
La importación de vehículos en los primeros cinco meses de este año le dejó al fisco casi ¢130.000 millones en impuestos, lo que representa un 8% del total de ingresos tributarios.
“Evidentemente todo lo que signifique que la recaudación crezca, no va a ser mal visto por nosotros; ahora bien, la forma en la que está estructurado el mercado de vehículos, los incentivos para importar o dejar de importar (...) tienen implicaciones que van más allá de la mera política hacendaria”, comentó el viceministro de Hacienda, encargado de ingresos, Fernando Rodríguez.
La consecuencia negativa de la fuerte importación es que agrava las presas, en la medida en que las unidades se vendan; sin embargo, este no es el único factor que alimenta esta dificultad.
Leonardo Merino, investigador del Estado de la Nación, comentó que el problema de las presas es estructural y no solamente tiene que ver con una cosa.
“Tiene que ver con el ordenamiento del territorio, de la forma en que creció la ciudad en los últimos 30 años, se duplicó su área construida, expandiéndose por las carreteras que existían entonces, y son las mismas que existen ahora, y siguen sosteniendo una inmensa cantidad de población”, comento Merino.