Gibraltar tiene una de las ligas más antiguas del mundo: fue fundada en 1897; sin embargo, apenas se estrenó en juegos internacionales clase A el mes pasado, en la primera fecha FIFA posmundial de Brasil 2014.
Es uno de los equipos más aficionados del mundo: amalgama gente con oficios como bombero, electricista, agente de ventas, entre otras. Además, cinco jugadores son hermanos y solo dos futbolistas son profesionales: ingleses con parientes lejanos en el peñón y con antecedentes realmente modestos.
Su primera vez, dolió: fue arrollado 0-7 por Polonia ; aunque a nadie le gusta perder (menos por goleada), la verdad es que entre los gibraltareños no hubo mayor bronca, pues el encuentro fue un paso al frente en su afán de reafirmar su identidad.
Para este siglo XXI, la situación de Gibraltar es una antigualla: es una colonia del Reino Unido, ubicada en el extremo sur de la península ibérica, territorio británico desde 1713, cuya soberanía reclama España.
En el último mes, hubo conflictos entre embarcaciones gibraltareñas y españolas, con disparos incluidos.
Los incidentes –el más reciente, el domingo 5– fueron tachados por las autoridades del peñón como una “deliberada falta al respeto de la soberanía británica”.
A la cancha
La Unión Europea de Fútbol (UEFA) aprobó finalmente, en el 2013, la incorporación de Gibraltar, un reconocimiento negado por 17 años.
El organismo acató una resolución del Tribunal de Apelaciones Deportivas (TAS, el máximo ente de justicia en el deporte) que en el 2011 dictaminó que los gibraltareños sí tenían pleno derecho a ser admitidos.
España no cumplió con su amenaza de retirarse de los torneos de la UEFA si Gibraltar era admitido; pero dejó en claro su desagrado al votar en contra (Bielorrusia también dijo no).
Sin embargo, la FIFA es otra historia. Su presidente Sep Blatter, dio el portazo con el argumento de que solo se admiten países miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La Federación de Gibraltar ya anunció que recurrirá al TAS.
Mientras tanto, seguirá en la clasificación de la Euro 2016: ayer ante Irlanda; el martes 14, ante Georgia, en el estadio Algarve de Faro, en Portugal, a 80 kilómetros de la frontera con España y a 250 del peñón: el Victoria Stadium aún no reune las condiciones exigidas por la UEFA.
No importa: ser un equipo insólito tiene sus ventajas; una de ellas es que sus jugadores pidan autógrafos y no sean mal vistos, como hicieron con Robert Lewandoski , quien les anotó cuatro de aquellos siete goles.
Además, todo se ve como una oportunidad, algo que, seguramente, jugadores como el bombero Jordan Pérez y el policía Ryan Casciaro tendrán muy en mente cuando reciban en junio del 2015, a la poderosa Alemania, la tetracampeona del mundo...