Comienzo esta columna de hoy ofreciendo disculpas a don Javier Rojas González por llamarlo así, Javier, en vez de ¡don Javier!, como corresponde. Mas, con el respeto profundo a la persona y al gran maestro del periodismo, opto por esta especie de licencia literaria al quitarle el don, seguro de que don Javier no se va a enojar, pues mucha gente le dice, simplemente, Javier.
Además, se sabe que le llaman loco, quizás porque, al igual que él, tantos locos maravillosos han cambiado el mundo.
A raíz de su ausencia en sus programas Actualidad, por Radio Columbia, y Bola al centro , por la televisora TD+, supe que don Javier se encuentra hospitalizado.
No alcanzaría esta tribuna para describir su gran trayectoria en el periodismo nacional ni para enlistar aquí a decenas de colegas que se han formado, gracias a su generosidad sin límites.
Me permito, entonces, relatar una de sus locuras. Quizás, ni él mismo la recuerda.
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A punto de partir en una etapa de la Vuelta Ciclística a Costa Rica, allá por los años 70 u 80, tímidamente, se acercó un mozalbete con la intención de conocer, en persona, al capo de la radio.
“¿Qué tiene que hacer ahora?”, preguntó el periodista. “Nada, don Javier”, respondió, el carajillo, conocido como Cori. “Muy bien, Cori, venga con nosotros”, le dijo don Javier.
Por supuesto, el chico abordó el vehículo con Javier Rojas y su equipo. Y, de pronto, entre pedales, vítores y sirenas en ruta, sin decir agua va, Rojas le pasó el micrófono. ¡A ver, Cori, narre, narre!... Y así, asustado pero feliz, Cori alternó el micrófono con su ídolo, casi nada, en una vuelta ciclística.
El joven que refiero es hoy un cuarentón. Se llama Ulises Arce y radica en Monteverde, Puntarenas, donde se le conoce solo por su apodo. Con su productora, Corivisión, realiza videos costumbristas de su terruño.
La última vez que le pedí a Cori repetir esta anécdota, hilos acuosos paralelos, destilando gratitud, bajaron por sus mejillas.
Vamos, don Javier, a recuperarse, para que regrese con su verbo claro y sin medias tintas a la radio, y con su clásica fisga televisiva. Es hora de que vuelva a poner en su lugar al rapero.