Un MEP obsoleto

Es preocupante que no se vea la enseñanza como la columna vertebral del progreso personal y nacional

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A pesar de la millonaria inversión para un país en desarrollo, la educación de calidad es una meta difícil de alcanzar si el Ministerio de Educación (MEP) sigue el rumbo actual.

No solo se trata de un problema de conectividad, sino también de mentalidad. Los malos resultados educativos se deben a la ausencia de personas mejor preparadas para administrar una institución compleja en lo estructural y vital en lo intelectual.

Para transmitir conocimiento hay que poseerlo. Pero los acontecimientos recientes reflejan lo contrario. Un docente siembra ideas falsas y sesgadas en estudiantes de quinto año, los jerarcas elaboran encuestas disfrazadas de pruebas, un asesor publica artículos con contenido erótico en una revista institucional y en el MEP no pasa nada.

El Consejo Nacional de Educación y las autoridades superiores se escudan en el supuesto desconocimiento de lo que pasó y nadie es sancionado por la negligencia interna, cuyo daño recae sobre el alumnado.

El MEP es una maraña de mandos y direcciones. Así, difícilmente alcanzará la excelencia que demandan los tiempos modernos. Es imposible lograr resultados donde abundan los jefes y no hay responsables por los pésimos resultados.

La pandemia agravó la triste realidad de la educación pública. El IV informe estado de la educación señaló la enorme desigualdad entre la calidad de los centros educativos privados y públicos.

Los niños y jóvenes más necesitados de oportunidades reciben clases en instalaciones sin las condiciones requeridas para ello, la preparación de los profesores es precaria, el entorno familiar contribuye a la deserción y la innovación no llega a las aulas.

Pedir evaluación, estricta selección de maestros y profesores, descentralización, despido de los incompetentes y un sólido aprendizaje desde la primera enseñanza caen como semillas en terreno infértil.

No nos vanagloriemos de un sistema educativo ejemplar. Aceptemos nuestra triste realidad y trabajemos en hallar un modelo que facilite a los alumnos desarrollar sus mentes y habilidades para competir globalmente.

No nos engañemos con curvas para que todos aprueben los cursos. Tampoco caigamos en la trampa de la necesidad de más recursos. Las pruebas PISA son un retrato de la realidad.

ElMEP se ha caracterizado por una dirigencia sindical despreocupada, que no exige herramientas y capacidades acordes con las destrezas necesarias para desempeñarse en la sociedad del conocimiento.

Los sindicatos de la educación, en lugar de paralizar las clases, debieron haber pensado en el millón de niños y jóvenes que se quedaron sin recibir lecciones a causa de las tantas huelgas sin razón.

El SEC, ANDE, APSE y Sitracome han luchado por más pluses, no por infraestructura y mejora educativa. El elevado costo de las convenciones colectivas es irracional y la proporción de recursos públicos no está ligada a la productividad.

La educación es la base del desarrollo. Todos los niños y adultos deben acceder a una educación pública de calidad, en la que no haya ninguna restricción de matrícula y que el transporte y los materiales para la enseñanza sean los adecuados.

No se puede seguir permitiendo al Consejo Nacional de Producción el traslado de recursos de los comedores escolares para beneficiar a unos pocos. La obligación del MEP es otorgar igualdad de posibilidades mediante la oferta de una educación pública sobresaliente.

Los aspirantes a educadores deben seguir el modelo de la medicina: un período de práctica de, como mínimo, tres años, y los candidatos a una materia particular deben contar con una maestría y seguir estudiando de forma rigurosa, no con la meta de obtener puntos de carrera profesional para recibir aumentos de salarios, sino para beneficiar a los alumnos.

También, es fundamental que el MEP no divida a los estudiantes en grupos de 25. Los docentes tampoco deberían dedicar tiempo extra a llenar formularios. Deben tener horas para organizar e investigar, así como para trabajar con los estudiantes urgidos de apoyo complementario para entender la materia y desarrollar capacidades para ganar los cursos con altas calificaciones.

Es tarea impostergable la motivación y la autonomía de los estudiantes y ofrecerles libertad de elección progresiva. La educación debe estar adaptada a las necesidades del alumno. Los padres deben participar más en el proceso educativo, es verdad, pero también lo es que muchos alumnos proceden de familias de bajos recursos o de hogares donde impera la violencia.

El Estado necesita finanzas saludables para atender las necesidades particulares de esas familias. Un país con recursos puede combatir la pobreza y fomentar las oportunidades laborales y los negocios.

Las direcciones de cada centro precisan capacidad y libertad para organizar el currículo escolar dentro de un marco común. El gigantismo y centralismo del MEP es el peor enemigo de la educación, pero también lo es que no se vea la enseñanza como la columna vertebral del progreso personal y nacional.

jorge.woodbridge@icloud.com

El autor es ingeniero.