Casi 1 de cada 10 jóvenes estadounidenses menores de 21 años aseguraron haber perpetrado algún tipo de violencia sexual durante su vida, reveló un estudio realizado entre 2010 y 2011. A los participantes se les preguntó si habían tocado, besado o hecho algo sexual a otra persona cuando esta no lo quería.
El estudio –que incluyó a 1.058 personas entre 14 y 21 años– determinó que los hombres inician estas prácticas a edades menores, pero que también lo hacen mujeres.
La mayoría de los perpetradores iniciaron a los 16 años (el 40%), una edad en que pocas mujeres utilizan violencia sexual. Sin embargo, entre quienes abusaron sexualmente de alguien por primera vez entre 18 y 19 años, hay casi un empate entre hombres (52%) y mujeres (48%).
El cuestionario fue enfático en dejar claro que eran conductas en contra de la voluntad de la víctima (“Hice a alguien tener relaciones sexuales conmigo aun cuando yo sabía que él o ella no quería”, dice uno de los ítemes”).
Violación. Del total de jóvenes entrevistados, el 4% reportó haber intentado violar a otra persona y, en 2% del total, los perpetradores lograron violar a la víctima.
A las personas que intentaron o lograron violar a una persona, se les hizo preguntas de seguimiento. De este modo, se determinó que la presión psicológica, las amenazas y la coerción fueron los mecanismos más utilizados para forzar a alguien a tener relaciones sexuales.
El recurso más usado –por el 63% de los perpetradores– fue enojarse o hacer a la otra persona sentirse culpable. Por su parte, la fuerza física fue usada en un 8% de las violaciones o intentos.
Víctimas. Entre las víctimas de violación o intento de violación, tres cuartas partes eran parejas sentimentales del perpetrador. En todos los casos, las víctimas conocían previamente a quienes ejercieron la violencia sexual.
La mitad de los jóvenes que reportaron haber abusado sexualmente de otra persona aseguraron que la víctima era complemente responsable, mientras que el 35% aseveró tener la culpa.
Los investigadores hallaron una fuerte asociación entre el consumo de material pornográfico violento y los comportamientos sexuales violentos. No obstante, no lograron establecer que una llevara directamente a la otra.