Una dieta balanceada que incluya verduras, frutas, granos enteros y pescado, complementada con un consumo de agua adecuado, puede reducir el riesgo de tener un parto prematuro.
Así lo determinó un estudio hecho con 66.000 embarazadas en Noruega, entre 2002 y 2008.
En él, los científicos vieron una relación entre la dieta que denominaron "tradicional" y la “prudente” y un riesgo 15% menor de tener al bebé antes de tiempo.
Esto en comparación con las mujeres que tenían una "dieta occidental", cargada de aperitivos salados y dulces, pan blanco, postres y productos cárnicos procesados.
En el estudio, los científicos definieron como "dieta prudente" la que incluía verduras, frutas, aceites, agua, bebidas, cereales de grano entero, pan rico en fibra y "tradicional", la que incluía papas y pescado.
Ellos consideran más importante incluir en la alimentación ítems de estas dos últimas dietas que excluir totalmente los de la denominada dieta occidental.