Hacer siesta en edad preescolar ayuda a mejorar el aprendizaje, afirma un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Esto porque contribuye a consolidar los recuerdos adquiridos al principio del día.
“El sueño distribuido es fundamental en el aprendizaje a edades tempranas, cuando las reservas de memoria a corto plazo son limitadas. En esa etapa, la consolidación de la memoria debe llevarse a cabo con frecuencia”, explican los investigadores, quienes consideran que las pérdidas en el desempeño ocasionadas cuando no hay siestas no se recuperan con el sueño de la noche.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst reclutaron a 40 niños de diferentes centros de educación preescolar y vieron que los que dormían la siesta tenían un desempeño significativamente mejor en tareas visual-espaciales, en la tarde, después de haber dormido 77 minutos, y al día siguiente, en comparación con los que no hacían siestas.
“Los beneficios fueron mayores en los niños que hacían siestas regularmente, independientemente de la edad”, aseguraron los investigadores.