Desde hace dos semanas, caminar por los jardines del Museo de los Niños es una experiencia que deja a más de uno perplejo: personas de cabeza o suspendidas de la fachada de un edificio, una silla que se ve inclinada, pero en realidad está recta o un mono que se sale de un cuadro para robar bananos.
Cada escenario despierta la duda: “¿Estaré viendo bien?”.
El Bus de la Fantasía, la nueva sala del Museo de los Niños, es un desafío a la percepción, e invita a preguntarse si lo que consideramos “real”, lo es verdaderamente.
“La exposición busca mostrar cómo es que nuestro cerebro construye la realidad. Lo que consideramos realidad es una construcción que hace el cerebro a partir de la información que le envían los sentidos. Muchas veces, lo que hacemos es “engañar” el cerebro por medio de ilusiones”, dijo Cristina Briceño, jefa del Departamento de Museografía del Museo de los Niños.
Los visitantes están invitados a recorrer los 253 metros cuadrados de exposición para experimentar tales “engaños”.
Una de las principales atracciones es un autobús rojo de dos pisos, similar a los que circulan en Londres. El vehículo está equipado con ocho dispositivos interactivos que apelan de una manera entretenida al tema de la percepción social. “Los seres humanos también hacemos construcciones o sacamos conclusiones sobre otras personas a partir de nuestras creencias, valores y prejuicios”, agregó Briceño.
Dentro del bus, niños y también grandes, participarán de juegos que invitan a valorar al ser humano como tal, independientemente de su género, edad, grupo étnico o apariencia física.
“Las impresiones que nos formamos sobre otras personas pueden afectar nuestra conducta y la de los demás, ya que concluimos lo que podemos esperar de ellos y lo que pueden esperar ellos de nosotros”, detalló Briceño.
El Museo de los Niños se puede visitar de martes a viernes, de 8 a. m. a 4 :30 p. m., y sábados y domingos de 9: 30 a. m. a 5 p. m.
El costo de la entrada es de ¢2.000 para niños y ¢2.200 para mayores de 15 años.