Desde pequeños, ambos amaron las estrellas y tenían curiosidad de lo que sucedía en el espacio. Ella fundó un club de astronomía, y él, decía que deseaba ser astronauta.
Hoy, a sus 16 años, Carolina Pérez y Mariano Ramírez están listos para la experiencia de “acampar al estilo espacial”, y aguardan al 27 de julio para comenzar la aventura.
Ellos son los ganadores de la beca Franklin Chang Díaz, de la Fundación Estrategia Siglo XXI, para participar del Space Camp, o Escuela del Espacio, que se realizará en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston, Texas, EE. UU.
“Ya nos dijeron quiénes nos van a alojar y quién será nuestro compañero de habitación. Vamos a aprender mucho de esta experiencia”, comentó Ramírez.
Pérez añade: “Según nos contaron, vamos a formar varios equipos para planear una misión a Marte, en el que vamos a ver distintos campos, desde la parte científica, la de ingeniería, la de presupuesto...”.
El proceso. Para llegar al campamento, estos adolescentes pasaron por un proceso de selección que incluyó cientos de colegiales.
Para ello, escribieron un ensayo, una prueba de inglés y participaron de entrevistas.
Tras ser escogidos, vino la etapa de preparación.
“Una vez que supimos que estábamos seleccionados, nos enviaban tareas cada 15 días. Había tareas sobre física, química, matemáticas y también nos ponían a dar opiniones estilo asesorías sobre distintas misiones espaciales”, manifestó Ramírez.
“Es muy bonito porque uno sabe que lo que aprende lo puede compartir; a mí ya me pidieron una charla para el club de astronomía del colegio”, complementó Pérez.
Para ambos adolescentes, el campamento es una puerta que los llevará a tener acceso a contactos para aprender más de ciencia espacial en un futuro, pues, por ejemplo, Ramírez quiere estudiar ingeniería aeronáutica.
Experiencia cultural. Más allá de todos los conocimientos sobre ciencia del espacio, los jóvenes tendrán la experiencia de compartir con estudiantes de más de 20 países de todo el mundo, por lo que también será una actividad cultural.
Por ejemplo, el compañero de cuarto de Ramírez es alemán, y la compañera de Pérez, irlandesa.
Además, cada país llevará una canción típica para bailar y una receta autóctona para compartir.
Ellos ya están preparados no solo para bailar, también tienen ya a mano su receta de cajetas de coco, para compartir con todos sus compañeros en la feria cultural.