Las lluvias, una mayor humedad, el viento y las temperaturas más bajas, propias de la estación lluviosa, son el ambiente ideal para que los virus y bacterias, causantes de infecciones respiratorias, se alojen en las personas, principalmente niños pequeños y adultos mayores.
Por eso, en este momento el número de afecciones puede doblar el de la época seca.
Datos del Hospital Nacional de Niños (HNN) señalan que en la época lluviosa las infecciones respiratorias y las gripes aumentan.
Carlos Jiménez, jefe de Consulta Externa y Emergencias del HNN, señaló que ya para el mes de abril se dieron 923 consultas por estas infecciones, cuando en febrero fueron 664, y se espera que en mayo y junio aumenten.
Situación muy similar se da en el Hospital Nacional de Geriatría, donde este tipo de afecciones aumenta entre un 85% y un 90% en esta época del año.
“Es una época en la que las defensas bajan y esto hace más fácil la entrada de virus y bacterias que, por las características del clima, están fuertes; por eso debemos mantenernos vigilantes, especialmente en el caso de los menores de seis meses, los asmáticos y quienes son muy alérgicos”, dijo la neumóloga pediatra Lidyana Ávila.
Distintos matices. Entre esta gama de infecciones respiratorias, hay de todo tipo. Están las más comunes, que pueden atenderse fácilmente en casa o en una consulta externa: catarros, algunas gripes con fiebre, ataques leves de asma o alergias como la rinitis.
También están las infecciones que requieren una atención más cuidadosa y pueden enviar a la persona al hospital. Estas pueden poner en riesgo la salud e incluso la vida del paciente.
Entre estas últimas, están ataques de asma graves, neumonías, bronconeumonías, pulmonías, bronquitis y el virus sincitial respiratorio. Este último virus puso en aprietos al HNN el año pasado, cuando se vivió la peor epidemia de este mal en los 50 años de historia del centro médico, con 2.550 hospitalizaciones. Esta enfermedad se caracteriza por fiebre, tos, mucosidad y dificultad para respirar, y los más afectados son los menores de seis meses.
Sin embargo, los especialistas aconsejan a los padres no alarmarse solo porque el niño tenga más mucosidad o porque estornude con más frecuencia.
“No toda tos, estornudo o flema es señal de riesgo cuando de infecciones respiratorias se trata. Hay muchos niños en los que las infecciones respiratorias son solo un resfrío más, que no llega más allá”, comentó Ávila.
En la mayoría de esos casos no es necesario siquiera sacar al niño de la casa pues el salir lo expondría más bien a más virus y bacterias. Incluso, el ir a un centro médico podría empeorar la situación pues es el lugar con más microorganismos que pueden afectar a una persona con un resfrío. Cuanto más grande y populoso es el centro médico, mayor es el riesgo.
Entonces, ¿cuándo acudir al médico? Ávila es enfática: “Si el bebé tiene menos de un año, usted ve que sus costillas se hunden y tiene fiebre, es mejor que vaya al médico, sobre todo si padece de asma”.
En el caso de quienes padecen asma, los cuidados en esta época deben ser mayores.
“El asma es una enfermedad crónica que requiere de la atención desde el momento de su diagnóstico. Los niños asmáticos no pueden dejar esas medidas, mucho menos en época de lluvias cuando la humedad es mucha”, manifestó Manuel Soto, jefe de Neumología del HNN.
Los médicos recomiendan extremar las medidas de higiene en esta época; el lavado de manos es vital, así como cubrirse con el antebrazo al estornudar. También es importante evitar las aglomeraciones y las visitas a personas enfermas.