Hace 18 años, Uriel Hernández laboraba como salonero y, a pesar de haber recibido el diagnóstico de diabetes, por su trabajo hacía todo tipo de “desarreglos”: comía a deshoras, consumía alimentos altos en azúcar y grasas y no seguía al pie de la letra las instrucciones de la receta para tratar su enfermedad.
“Si antes hubiera sabido todo lo que ahora sé de la diabetes, no habría sufrido daños severos en los riñones”, dijo don Uriel, al explicar que la educación ha marcado un antes y un después en el manejo de su enfermedad.
Confiesa que aún se come un pedazo de pizza “cuando el antojo le gana a la conciencia”. Sin embargo, con el tiempo, ha aprendido a ser un mejor paciente. Ya no se salta ni una sola dosis de sus medicinas y tiene mejores hábitos. El resultado: está mucho más saludable.
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El viernes pasado, don Uriel, de 56 años, era uno de los alumnos más aplicados en la clase del programa para diabéticos que en el Hospital San Juan de Dios dirige la enfermera y especialista en esta enfermedad, María Montero.
Junto a él, otros 29 diabéticos recibían la primera de tres charlas que pretenden “empoderarlos” en relación con este mal, el cual, según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), afecta a 350.000 ticos.
La educación ha resultado ser un antídoto efectivo para evitar que los pacientes abandonen el tratamiento e incumplan las recomendaciones de alimentación y ejercicio de los médicos.
En otros hospitales del país, clínicas y Ebáis, existen iniciativas similares a la del San Juan de Dios, donde se busca no solo capacitar a los afectados, sino también a sus familiares.
En el caso del San Juan, el proyecto ya lleva seis años y es uno de los que recibe mayor cantidad de pacientes (unos 30 cada mes).
Estas personas son referidas por el médico que los atiende cuando detecta que tienen problemas para seguir el tratamiento. Para los enfermos, es como acudir a una cita programada.
La diabetes es un mal crónico que ocurre porque el páncreas no sintetiza la cantidad de insulina necesaria, la produce de baja calidad o no la usa con eficacia.
Adherencia es vital. Según Alejandro Cob, endocrinólogo del San Juan de Dios, la falta de adherencia al tratamiento (no tomarse las medicinas y seguir las indicaciones médicas) representa una de las principales preocupaciones para quienes tratan la diabetes.
En el mundo, se calcula que más del 60% de los pacientes con esta enfermedad no cumple adecuadamente la terapia o la abandona. En Costa Rica no hay estudios, pero se cree que las cifras son parecidas.
De acuerdo con Cob, los efectos por esta “falta de compromiso” pueden ir desde cansancio, deseos continuos de orinar, sueño poco reparador y subidas de azúcar o glucosa en sangre, hasta secuelas de largo plazo como problemas de visión, pie diabético o daño renal.
El endocrinólogo considera que el panorama con los diabéticos se complica cuando se les pide cambiar estilos de vida (modificar comidas y hacer ejercicio). También, cuando a la vez deben cumplir con tratamientos para otras enfermedades, como hipertensión, pues consumen más fármacos por día. “A veces, al paciente se le hace más fácil tomar una pastilla que modificar un hábito”, agregó el médico.
Sí se puede. Otro que ha logrado hacer un cambio radical gracias a la educación recibida en los programas de la Caja es don Félix Zúñiga, de 69 años.
Según afirma este vecino de Alajuelita, ahora lo piensa un poquito más antes de sucumbir a un antojo. “Soy diabético desde los años 80, siempre estuve en tratamiento, pero no me lograba controlar; por eso, el doctor me mandó donde María (la enfermera). Eso me sirvió para cambiar la manera de comer, usar mejor la insulina y cuidar mejor mis pies”, resume don Félix, quien comprendió que su enfermedad es “muy seria”.
María Montero afirma que aunque, al principio, muchos pacientes llegan al programa recelosos y desmotivados, la mayoría sale con una actitud distinta.
“Algunos llegan a controlar su enfermedad a tal punto que dejan de requerir insulina y logran tener una vida normal, con solo comer bien y hacer ejercicio”, puntualizó la enfermera.