Varsovia, Polonia. Hace poco más de dos décadas, Costa Rica perdió el miedo y se adentró en el bosque.
Desde entonces, los demás países estudian la incursión tica en mecanismos internacionales de protección forestal, para intentar rescatar enseñanzas.
Desde 1987, nuestro país ha recuperado 31% de su cobertura boscosa, reveló el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae). Así encabezó la cruzada internacional para poner los bosques en agenda.
De hecho, Costa Rica es el primer país en ingresar a la segunda etapa del modelo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD+) .
“En un sentido real, Costa Rica es pionera. Muchos de nosotros estamos viendo tantos éxitos como fracasos para aprender de ellos. Tienes a todo un salón lleno de países y alguien tiene que dar el primer paso: Costa Rica ha estado adelante”, opinó Kevin Conrad, embajador para el Cambio Climático de Papúa Nueva Guinea (PNG) y director de la Coalición para las Naciones con Bosques Lluviosos (CRN, por sus siglas en inglés).
A la delantera. Tras su cruzada en contra de la deforestación, el país ahora apuesta a trabajar bajo el mecanismo REDD+, una plataforma internacional para crear ambiciosos programas forestales.
El programa se centra en prevenir la deforestación, aunque también apunta a mejorar el manejo de bosques y la captura de carbono.
Dicho proceso es similar al que nuestro país realiza desde 1997 con el Programa de Servicios Ambientales (PSA), que paga a propietarios de terrenos por conservar la cobertura forestal.
Costa Rica adoptó el nuevo programa y planea agregar 341.000 hectáreas de bosque para el 2020, dijo el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo).
Actualmente, el país tiene unas 2,6 millones de hectáreas de bosques. Esta ventaja le permitió adelantarse en la recepción de fondos.
Docenas de países están afiliados a un fondo especial, creado por el Banco Mundial, y recibieron $3,8 millones para una primera etapa. Nuestro país es el único que logró firmar un acuerdo de entendimiento para avanzar a la segunda fase, con lo que recibiría $63 millones.
“Costa Rica ha llegado a este punto porque es capaz de explicar, bastante bien, qué es lo que está haciendo y porque tiene un programa coherente, que no solo cubre cómo reducirá emisiones y cómo lo mantendrá durante las próximas décadas”, dijo Joanna Durbin, directora de la organización Climate, Community & Biodiversity Alliance (CCBA), especializada en REDD+.
Metas. Sin embargo, el asunto monetario es lo más complicado de esta cumbre y las naciones que integran la CRN quieren mover este tema en la agenda política.
“¿Qué esperamos como países REDD+? Que haya financiamiento. El problema con eso es quién va a poner la plata y cómo se va a distribuir”, apuntó Jorge Mario Rodríguez, director de Fonafifo.
Parte de ese interés por aclarar los asuntos financieros ha provocado algunas críticas al país.
“Le estás sugiriendo a la gente que solo conserve si hay una compensación financiera de por medio”, agregó Simone Lovera, coordinadora de la organización Global Forest Coalition .
La opinión de Lovera no es compartida por los ticos. “La gente que dice eso no ha ido a la península de Osa, donde el único ingreso que les llega a familias es el PSA. Es una visión romántica”, rebatió Alexandra Sáenz, de Fonafifo.
Otro de los objetivos del país es consolidar los lineamientos internacionales. Si Costa Rica y Papúa Nueva Guinea aseguraran tener una reducción hipotética de emisiones de carbono, sería complejo comparar ambas afirmaciones porque falta un mecanismo mundial que regule la metodología, reportes y verificación de avances.