La robótica es cuestión de prueba y error, también de paciencia y agilidad para resolver los obstáculos que se presentan en el camino.
Así lo confirmaron este jueves 11 de agosto, los 200 participantes del Robotifest, el certamen de robótica de tecnología abierta, que se celebró durante tres días en la Universidad de Costa Rica (UCR), en San Pedro de Montes de Oca.
Dentro de este evento, el reto aeroespacial ARLISS era uno de los más llamativos. En este, se requería lanzar un robot desde una altura de 60 metros.
El rover debería desplegar un paracaídas y luego moverse a una determinada ubicación, todo esto de manera autónoma.
En el desafío se inscribieron ocho equipos. Sin embargo, solo dos se presentaron: un grupo de la Universidad Nacional (UNA) y otro del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR).
Karol Quirós, alumna del ITCR, fue una de concursantes. Su equipo, conformado también por Isaac Porras, tuvo problemas con el motor.
Quirós señaló que uno de los principales retos al construir este tipo de robots es el presupuesto. “Todo eso (los componentes) sale de nuestras bolsas, y solo tenemos uno de cada uno. Si hoy hubiéramos tenido un motor adicional, lo hubiéramos reparado”, lamentó.
Luego de cuatro intentos, ninguno de los robots logró el objetivo, por lo que el concurso se declaró desierto.
Robotifest también convocó a concursantes en otras categorías, entre ellas: Vida Cotidiana, Manufactura, Logística Sostenible y NAO Challenge. En este último, tanto colegiales como estudiantes de Ingeniería Industrial mostraron su talento.
La misión era programar a los robots humanoides NAO, para que realizaran una serie de tareas, como la clasificación de desechos sólidos y la ejecución de ciertos movimientos.
“Contamos con 27 proyectos. Del año pasado a hoy, hemos crecido en nivel. Pasamos de 40 participantes, a 200”, dijo Eldon Caldwell, director de la Escuela de Ingeniería Industrial de la UCR.
Entusiasmo. Colegialas como Melanie Benavides y Sandra Campos, alumnas del Colegio Técnico Don Bosco, también exhibieron sus soluciones robóticas para la vida cotidiana.
“Nosotras lo que desarrollamos fue un proyecto que intentaba facilitarles a los adultos mayores el control de sus signos vitales”, detalló Benavides.
Por esa razón, estas chicas decidieron crear una pieza que se coloca en los lentes y que puede adaptarse al sensor de pulso cardíaco.
Además, por medio de radiofrecuencia, el aparato logra transmitir datos a otro dispositivo (que se encuentre hasta a dos kilómetros de distancia).
Esto, con el objetivo de notificar a un familiar si la persona está teniendo una arritmia (alteración del ritmo cardíaco).
En el Robotifest, de igual manera, se aprovechó para dialogar sobre ciencia, tecnología, robótica e ingeniería industrial.
Asimismo se efectuaron exposiciones de productos tecnológicos y el desarrollo de los cinco retos o categorías en que se divide la competencia. Al cierre de esta edición, aún no se conocía quiénes resultaron ganadores.