“¡Hey, hey!, ¡suave, espérese, deténgase!, ¡pague, pague!'”, gritó una oficial de seguridad luego de hacer sonar dos veces un pito. El chofer del vehículo Nissan Qashqai, de un modelo reciente, no hizo caso a esos llamados; por el contrario, pisó el acelerador hasta el fondo y, con un chillido de llantas, se alejó del peaje... sin pagar los ¢75.
El conductor omitió que esa maniobra pudo terminar en un grave accidente; incluso, pudo lastimar también a los niños que iban sentados en la parte de atrás de su automotor.
El chofer solo se acomodó en el estrecho carril, aceleró como si estuviese en una carrera automovilística y... se fue.
Eran las 10:57 p. m. del jueves, y un equipo de este diario estaba en el peaje de Alajuela, sobre la autopista General Cañas. Allí, la semana pasada, un sujeto de 27 años murió luego de chocar contra un muro protector de una casetilla por cuanto viajaba a gran velocidad.
Aún faltaba que transcurriera una hora para que pudiésemos presenciar los “piques e imprudencias” que cometen los conductores para no pagar el peaje, según decían los trabajadores.
Tenían razón: entre la medianoche y las 2 a. m. del viernes, otros cuatro carros de modelos recientes aceleraron desde unos 500 metros antes del peaje para pasar directo y evitar pagar.
Algunos de esos conductores hasta les gritaban, con tono de burla, un “¡adiós!” o un “¡salados!” a los cobradores.
“Esta vez lograron salir victoriosos de esa ‘hazaña’. Veremos si mañana corren con la misma suerte”, lamentó una trabajadora del peaje, quien prefirió no brindar su nombre.
“Imprudentes y arriesgados”. En menos de tres horas, cinco automóviles pasaron a alta velocidad, pero esa cantidad es poca si se compara con lo que sucede en las madrugadas de los sábados y de los domingos, expresó Allan Castro, jefe de los cobradores.
“Entre semana puede variar el número; tiene mucho que ver si es día de pago o si hay algún partido de fútbol. Algunos toman licor y se creen poderosos en una carretera, y entonces llegan a cometer imprudencias.
”Los viernes y los sábados, nuestros trabajadores deben estar muy pendientes de lo que sucede porque hay más peligro de un accidente”, aseguró.
A criterio de Castro, una de las situaciones que “tientan” a los conductores a pasar a gran velocidad, es que este peaje no tiene agujas que regulen el paso.
“El carro no se verá dañado porque no tendrá que arrancar la aguja. Entonces, ellos piensan que no tienen nada que perder y lo intentan. Lo que no entienden es que, por hacer una travesura llena de adrenalina, ponen en riesgo muchas vidas”, expresó.
Castro dijo que, como ya es un comportamiento habitual de los conductores, decidieron realizar una bitácora donde apuntan las placas de los carros de quienes no pagan por ir a gran velocidad. “Esto es para llevar un control interno porque la Policía de Tránsito no recibe esto como prueba para multarlos”, expresó.
La Nación quiso conocer en cuáles otros peajes no hay agujas o se dan situaciones similares, pero el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) no respondió a la consulta hecha.
Se intentó conversar con algún representante de Globalvia, empresa concesionaria de los peajes de la ruta 27, sobre este tema, pero tampoco fue posible localizar a algún representante.
¿Qué se hace? Esta situación mantiene preocupados tanto a los cobradores como a los jefes de los peajes. Para ellos, la única solución al problema es que exista un oficial de Tránsito o un policía de la Fuerza Pública por las noches en cada peaje.
Sin embargo, Sonia Monge, subdirectora de la Policía de Tránsito, aseveró que eso no es posible por la falta de recursos humanos de la institución.
Además, la funcionaria aseguró que, el pasar a alta velocidad por el peaje, “es cuestión de los conductores y no de la Policía”.
”Todos llevamos un curso de Educación Vial, todos conocemos las señales. Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero cada cual es responsable de su vida en la carretera”, afirmó la subjefe.
Monge detalló que lo único que pueden hacer son controles de carretera cerca a los peajes. Allí pedirían a los choferes el comprobante del pago y, si no lo tuviesen, lo sancionarían con una multa de ¢23.000.
La oficina de prensa del Ministerio de Seguridad comunicó que, aunque los jefes de los peajes soliciten ayuda de la Fuerza Pública, ellos no tienen competencia por ser un asunto de tránsito.