Hay de todo como en botica, reza un viejo refrán popular que ilustra en buena medida la dinámica de los violadores en Costa Rica.
Las autoridades judiciales han detenido por esos delitos a ingenieros, panaderos, chóferes de bus, taxistas, maestros, vigilantes privados, entrenadores, agricultores, incluso a periodistas.
En todos los casos, el agresor buscó ejercer “su poder” sobre las víctimas, a quienes percibe como simples objetos, según expertos.
“La ubican en un lugar de vulnerabilidad absoluta, ante un ejercicio indiscriminado de poder...”, afirmó la sicóloga, Darcy Araya Solano, del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu).
Los expertos no tienen claro cómo “se nace un violador” pero advierten de comportamientos “menores” que eventualmente llevarán al sujeto a la agresión sexual.
“ La violación se refiere a una agresión mayor por así decirlo pero existen una serie de agresiones de carácter sexual que han sido invisibilizadas, minimizadas, como si eso las hiciera desaparecer. Hablo de incidentes como llamadas telefónicas obsenas, un encuentro con un exhibicionista, o el encontrarse en un grupo de personas y sentir manos donde una no desea sentirlas. La mayoría de las personas no toma estas agresiones en serio y no por ello dejan de constituir violencia sexual”, explicó Estela Paguagua Espinoza, directora del Programa Construyamos de la Universidad Nacional (UNA).
Insistió que las víctimas de violencia sexual; a quienes llamó sobrevivientes, quienes sufren severas secuelas de por vida, deben recibir urgente tratamiento médico y sicológico. “El Programa Construyamos UNA vida sin violencia ofrece apoyo y tratamiento gratuito a esta población, previa cita al 2562-4085”, añadió.
El agresor ataca varias veces y, de no ser detenido, seguirá sumando víctimas a su historial, de acuerdo con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).