La estadounidense Anne Maxin Patton enfrentará a partir de este lunes un tercer juicio por el homicidio de su esposo, John Felix Bender, de 46 años, quien murió de un disparo el 8 de enero del 2010 en la casa de ambos, en Barú de Pérez Zeledón.
El juicio se desarrollará en el Tribunal Penal de Pérez Zeledón a partir de las 8 a. m. Se estima que se podría extender durante una semana, al menos.
Los señalamientos hacia Patton, de 44 años, como posible responsable de la muerte de su pareja empezaron desde el momento del crimen. Un primer debate, en enero del 2013, concluyó con la mujer absuelta de toda responsabilidad por el crimen.
Sin embargo, en agosto del mismo año, el Tribunal de Apelación anuló esa resolución y ordenó un nuevo juicio.
El 27 de mayo del 2014, Patton fue señalada como autora y única responsable del delito de homicidio calificado en perjuicio de Bender. El tribunal le impuso 20 años de prisión.
No obstante, Fabio Oconitrillo, abogado de la estadounidense, acudió al Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Cartago, el cual decidió reenviar este caso a un nuevo juicio.
En ese entonces, el defensor señaló una “ineficiente investigación por parte de la Policía y de la Fiscalía de Pérez Zeledón”. También manifestó que se habían dejado de valorar pruebas importantes para el caso.
Tercera. El tribunal cartaginés ordenó, el 19 de febrero de este año, la liberación inmediata de Patton, quien descontaba la pena en la cárcel El Buen Pastor.
A la estadounidense le impusieron como medidas cautelares no salir del país, firmar todas las semanas y tener un domicilio fijo en San Isidro de El General.
El debate que empieza este lunes contará con nuevos jueces, diferentes a los que emitieron las sentencias anteriores.
Patton sostiene que la muerte de Bender no fue homicidio, como acusan las autoridades, sino que fue un suicidio, pues alega que su esposo padecía depresión.
Ellos vivía en una mansión en una finca de 1.000 hectáreas que compraron en Florida de Barú, donde habían abierto un refugio para animales. La propiedad fue valorada en ¢300 millones.