“En la pasada década, cuando entré a trabajar aquí (a la Medicatura Forense), hace 12 años, atendíamos homicidios donde los cuerpos tenían de una a dos heridas provocadas por arma de fuego. Ahora, los cuerpos que vemos tienen hasta 20 heridas de bala”.
Así lo afirma Maikel Vargas, uno de los médicos forenses del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), quien habla con base en su experiencia, a falta de una estadística que detalle cuántos cuerpos con múltiples heridas de bala atienden.
Para el especialista, esto demuestra un mayor ensañamiento en los asesinatos, principalmente aquellos que son ajustes de cuentas por asuntos relacionados con el narcotráfico.
De acuerdo con Vargas, quien también es el presidente de la Asociación Costarricense de Medicina Legal, desde el 2015 examinan, en promedio, 300 cadáveres con más de siete disparos.
Uno de esos casos es el de Dennis Patricio Omier Taylor, de 34 años, y a quien se conocía como Tupac. Este sujeto, señalado como cabecilla de un grupo que operaba en Limón dedicado al tráfico de marihuana, fue acribillado el 9 de octubre del 2015, cuando viajaba con su novia en un taxi, en San Francisco de Dos Ríos, en San José.
En esa ocasión, Omier recibió al menos 70 impactos de bala de fusil AK-47. En la escena, la policía encontró 92 casquillos.
Para Vargas, ese es uno de los casos que más los ha impactado en los últimos años.
Ese mismo tipo de arma, la Avtomat Kalashnikov , también fue utilizada para matar a Jerry Steve Godínez Rivas, de 24 años, el pasado 12 de febrero, en Hatillo 3. Ese día le propinaron cerca de 30 disparos.
Muerte segura. El 2 de julio, al joven Joshua Caleb Mora Artavia, de 19 años, le dispararon 22 veces entre la cabeza y el cuello mientras esperaba el bus en Santa Ana, San José. En esa ocasión, el jefe de la sección de Homicidios del OIJ, Álvaro González, indicó que los pistoleros perpetran el crimen de esa forma para descartar cualquier posibilidad de sobrevivencia de las víctimas.
“La cantidad de disparos es para el aseguramiento de la muerte de la persona. No tenemos la más mínima duda de que son ajustes de cuentas donde se aseguran la muerte de la víctima”, aseveró González.
Autopsias se alargan. A más balas en los cuerpos, más tiempo en examinarlos. En promedio, una autopsia puede durar unas cuatros horas. Pero cuando se atienden casos como los mencionados tardan más.
“Cuando se trata de este tipo de homicidios, puede durar hasta el doble porque hay que preservar todas las evidencias que trae el cadáver; hay que escribir dónde entró y dónde salió cada proyectil y los daños que causó”, detalló el patólogo Vargas.
Para el médico, más que un tema cuantitativo, el aumento de los homicidios también se debe analizar de manera cualitativa, pues la violencia en los crímenes refleja el alto nivel de violencia en la sociedad.
Para el 2017, el OIJ prevé que el país cerrará el año con un total 600 homicidios y una tasa de 12 por cada 100.000 habitantes, la más alta de la historia. Al 31 de julio, la Policía Judicial registraba 340 asesinatos; 18 más en comparación con la misma fecha del año anterior (322). El 47% de los casos de este periodo son ajustes de cuentas.