Alba Pastora Norori Contreras, de unos 32 años, fue asesinada a balazos este lunes en Sagrada Familia, Hatillo, mientras cargaba en brazos a su hijo de dos años.
Los hechos ocurrieron cerca de las 11 a. m. cuando dos sujetos llegaron a pie al caserío donde vivía la víctima y en plena vía pública le dispararon a ella y también a su cuñado, identificado como Alberto Bautista Sánchez, de 35 años, quien resultó herido.
María Isolda Palma, concuñada de la fallecida, relató que a Norori se le cayó el bebé al suelo y luego de dar algunos pasos, se desvaneció. El menor resultó ileso.
Ambos fueron trasladados en ambulancias de la Cruz Roja al Hospital San Juan de Dios. El paramédico, Manuel Miranda indicó que Norori presentaba heridas en el tórax y abdomen.
“Cuando llegamos al lugar, a ella la traían en brazos para entregárnosla. Pero cuando llegamos al hospital, ella ya estaba sin signos, no tenía pulso ni respiración”, comentó.
En el caso de Bautista, el paramédico dijo que presentaba heridas en la clavícula y hombro izquierdos, así como en el tórax pero estaba estable.
Amenazas. Otra familiar de las víctimas, quien no reveló su nombre, aseguró que este lunes en la mañana recibieron amenazas por parte de dos sujetos, quienes supuestamente les recriminaron por la muerte de un hombre de apellido Lara, ocurrido días atrás en San Sebastián.
Los hombres aparecieron frente a la casa de las víctimas donde habrían gritado: “Ustedes van a llorar la muerte de sus familiares como nosotros lo estamos llorando hoy”, manifestó la testigo a los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que estaban inspeccionando el sitio.
Juan Carlos Arias, jefe de la Fuerza Pública de San José, afirmó que la fallecida y su cuñado, así como los presuntos homicidas (que estarían identificados), integran “familias conflictivas de la zona”.
Entre las posibles causas del ataque Arias mencionó “los odios y rencillas por actividad criminal” y señaló que ahora deberán ejercer más controles para evitar nuevos decesos.
La Policía Judicial indaga la versión de que este crimen sería producto de una venganza por el homicidio de un hombre de apellido Lara, de 39 años, vecino de Hatillo, quien el viernes pasado recibió cuatro balazos en el tórax en San Sebastián.
María Isolda Palma aseguró que sus familiares no integran ninguna “pandilla”. “Nosotros no tenemos ningún tipo de armas en nuestras casas”, declaró.
Ellos forman parte de un grupo familiar nicaragüense que tienen 15 años de habitar varias viviendas en Sagrada Familia.
Aparte del bebé que cargaba, la fallecida era madre de dos niñas más, de seis y nueve años. Palma la recordó como una mujer muy trabajadora, que todos los días preparaba tortillas y empanadas para vender en una pulpería cerca del lugar.