
Aunque se deshace en elogios sobre las bellezas naturales y algunas experiencias en su corta estadía en Tailandia, el futbolista José Luis Cordero recuerda que ahí vivió una cruda situación que lo obligó a regresar a Costa Rica antes de lo previsto.
“Es un país hermoso y demasiado bello, mi esposa e hijos tuvimos la oportunidad de andar en elefantes y chinear tigres. En lo turístico le doy un 100, la gente es muy amable, es muy barato y uno vive muy bien”, inició narrando el jugador.
Sin embargo, la historia tiene una parte oscura para él.
“Un día después de un entrenamiento, entrando a mi casa, no metí el carro en la cochera, lo dejé afuera, y cuando me bajé y cerré la puerta sentí un fuerte golpe en la cara”.
“Cuando reaccioné tenía cuatro hombres encapuchados al frente mío. Uno de ellos me puso un arma en la cabeza, me empezó a hablar en tailandés, obviamente, yo no entendía nada. Sinceramente le empecé a pedir a Dios y bajé todos los santos del cielo. De pronto los hombres se subieron a una camioneta negra y salieron a gran velocidad. No me robaron nada”.
Cordero siguió con su relato: “Entré a mi casa y empecé a llorar, llamé al club, acordamos terminar el contrato, me dieron los boletos de regreso al país y me vine. Cuando volví, lo hice destrozado mentalmente”.
El jugador contó que en aquel momento tuvo el apoyo de José Mena, quien jugaba en otro club de ese país. “Estuve con él y la esposa, ellos me llevaron al aeropuerto y se portaron muy bien conmigo. Gracias a Dios hoy estoy contando el cuento”.
“Eso es lo peor que me ha pasado como futbolista y no se lo deseo a nadie”, añadió José Luis, quien se mantuvo apenas un semestre en el Ratchaburi FC, club cuya sede está ubicada a dos horas y media de la capital, Bangkok, donde jugará el saprissista Ariel Rodríguez.
“Habló por mí y no se la recomiendo a nadie”, concluyó el volante de Belén.