Lo que quedó claro con esta elección es que los ticos en su mayoría quieren continuar con el actual rumbo socializante que lleva el país. ¿Hacia dónde conduce ese camino?
Según el Banco Mundial, Costa Rica aumentó el gasto público un 70% en términos reales. En relación con el PIB y como proporción del gasto público, Costa Rica gasta más en servicios sociales que otros países de América Latina. Para financiar este gasto, al Gobierno no le alcanza la carga tributaria y, por eso, el faltante debe ser agregado a la deuda pública, año con año. Financiar el gasto con deuda no conlleva una expansión de la base productiva y, por lo tanto, no es sostenible. Es igual que usar la tarjeta de crédito para comprar y tener un estándar de vida ficticio. El problema con este país es que proponer disminuir el gasto no gana elecciones.
Gastar y gastar. El gobierno de Óscar Arias se dedicó a gastar y gastar, aumentando el tamaño del Estado. Absorbió un superávit de $64 millones, heredándole a doña Laura Chinchilla un déficit fiscal del 4,91%. Ella, por su parte, lo incrementó en su administración, convirtiéndolo en uno de los déficits más grandes de la región.
La propuesta del PAC para reducir la pobreza consiste en enfocar los subsidios del Estado en las regiones más pobres del país, o sea, seguir gastando, solo que “redistribuyendo mejor”. El PAC quiere elevar la contribución estatal a la educación al 8% del PIB (a más tardar, en el 2015) y aumentar fondos para el MAG y el Ministerio de Cultura. El PAC también quiere “potenciar el uso de los recursos para garantizar un avance significativo en construcción e infraestructura vial”. Su plan de gobierno está lleno de nuevos gastos, pero al mismo tiempo promete no subir los impuestos durante los primeros dos años. Si quieren cumplir con esa promesa, van a tener que subir los impuestos para financiar esos nuevos gastos, y esto ni siquiera lidia con el problema subyacente del tamaño del Estado en Costa Rica, ni con la insolvencia actual.
Es cierto que hay que mejorar la recaudación, pero el problema principal es el gasto. Todos hemos visto los peligros del endeudamiento en Europa y la cultura que genera el Estado benefactor, que está probando ser irreversible. Así como François Hollande (del partido socialista) ha tenido que proponer un impuesto del 75% en Francia, una Costa Rica dirigida por cualquiera de estos dos partidos se verá obligada a proponer algo similar. La ironía es que la popularidad de Hollande, a solo año y medio de mandato, está, a niveles récord, por debajo del 20%. Hemos visto en la historia que las intenciones y promesas de “justicia social” se vuelven inalcanzables, y después se convierte en suicidio político tratar de darle vuelta. Los Estados europeos más endeudados se han visto ahora forzados por la crisis a cortar dramáticamente y sin contemplación el tamaño del Estado. Respondieron a la crisis en lugar de evitarla. Grecia se declaró en crisis cuando su déficit iba escalando por el 7,5%, una línea que Costa Rica está a punto de cruzar, si sigue por este camino.
Subida de impuestos. Subirán los impuestos en Costa Rica porque no hay ninguna propuesta seria de ninguno de estos dos partidos para reducir el gasto.
Según “Pulso Empresarial”, de la Uccaep, 89% de los empresarios consultados señalan que iniciar un nuevo negocio se dificulta con la tramitología, y el incentivo para invertir disminuye con más impuestos. El “Plan Rescate”, del PAC, pretende ayudar a la pymes, pero quieren hacerlo sin reducir impuestos ni los trámites, y sin facilitar el acceso a mercados internacionales.
Don Luis Guillermo quiere “fomentar empresas” y al mismo tiempo “implementar medidas regulatorias”. Subir impuestos y más regulaciones aumentan la burocracia, que es precisamente lo que no hay que hacer para incentivar el sector de las pymes.
Hacer más grande el Estado, que en el fondo es lo que anuncian los dos candidatos, terminará empobreciendo a la gente más necesitada, ya que la pobreza no se combate con gasto, regulación y más paternalismo.
La historia nos enseña que, cuanto más tiempo pase, más doloroso y peligroso se vuelve corregir este camino. Con el Congreso todavía más polarizado ycon más del 80% del electorado votando por partidos que proponen expandir el Estado, la pobreza en Costa Rica seguirá estancada hasta que se reemplace el gasto por oportunidad.
Sin embargo, lamentablemente, esto parece ser algo que los costarricenses no quieren todavía.