La importancia del gasto en remuneraciones del Gobierno central y la precaria situación de las finanzas públicas han propiciado una discusión nacional sobre la necesidad de una reforma al empleo público.
Entre otros aspectos, cobró relevancia la opción de migrar al salario único, el cual permitirá que los colaboradores que desempeñan una misma labor sean recompensados de igual forma –acorde con las condiciones del mercado laboral–. La aplicación de este sistema elimina también los pluses salariales que hacen insostenible el crecimiento de los salarios en el tiempo.
Por ello, desde febrero del 2011, el Banco Nacional –institución pública autónoma que no depende del presupuesto estatal– funciona con esta modalidad, y hoy sirve de ejemplo para mostrar los beneficios de este tipo de reformas en entidades públicas grandes y trascendentales para el desarrollo.
En relativamente corto tiempo, cuatro de cada diez colaboradores (37%) están contratados por salario único. Este, al reflejar las condiciones de mercado, le permite al Banco ser más competitivo para atraer trabajadores y contar con una planilla que guarde relación con su realidad y con la economía costarricense.
La institución tiene estructurada su planilla en tres grandes escalas: la administrativa, la técnica y la ejecutiva.
Dentro de la primera escala están 762 empleados en el esquema anterior (salario base más pagos adicionales o pluses), los cuales ganan en promedio un 38% más que los 1.078 colaboradores que están bajo el esquema de salario único.
En la escala técnica, contamos con 2.278 empleados bajo el esquema anterior, los cuales ganan en promedio un 31% más que los 816 colaboradores que están en el nuevo régimen.
Mientras, en la clasificación ejecutiva, tenemos 423 empleados con una remuneración que en promedio sobrepasa en un 13% la de sus 105 pares en el esquema de salario único.
Un aspecto que resaltar es que en el salario único, por definición, no existen diferencias entre los colaboradores de una misma categoría, mientras que en el esquema anterior las hay, según anualidades o dedicación exclusiva que son los pluses principales.
Con el paso del tiempo, a medida que la fuerza laboral del Banco Nacional se vaya renovando, estas distorsiones se extinguirán y será más competitivo y podrá controlar mejor el costo administrativo, mantener su liderazgo en el mercado y su función social para seguir atendiendo zonas geográficas y estratos de población que no siempre son de interés para entidades privadas.
Como beneficio adicional, el salario único estimula la productividad de las personas, pues hace que las remuneraciones sean iguales para un mismo puesto (justicia salarial) y limita los abusos salariales, que finalmente comprometen la sostenibilidad de las instituciones y del Gobierno en general.
Emular esto en el sector público es relativamente sencillo y sus beneficios a la luz de estos cuatro años de experiencia en el Banco Nacional son incuestionables.
Bernardo Alfaro Araya es subgerente del Banco Nacional de Costa Rica.