Imperdonable tragedia nacional

La situación del INA debería ser un escándalo más impactante que el cemento chino

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En las políticas públicas nos sobra corazón, pero nos falta cerebro. Es trágico. Abunda la solidaridad, hasta el exceso de la incapacidad. Por encima de aparentes y electoreras diferencias, las corrientes hegemónicas tienen en la inversión social un vértice que las vincula, sin importar ideologías ni banderas. Para sobrevivir, hasta el liberalismo ha tenido que arroparse de harapos socializantes.








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