El surgimiento del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), y la constitución del autodenominado “Estado Islámico” en territorio sirio e iraquí, representan variaciones importantes en la trayectoria de los movimientos islámicos violentos, así como una lucha por la dirección del yihadismo mundial.
Los primeros grupos islámicos violentos modernos surgieron en Medio Oriente entre las décadas del 60 y 70 como organizaciones que luchaban contra los gobiernos seculares, a los que consideraban como su principal enemigo. Es el caso de la Yihad Islámica egipcia, responsable del asesinato del presidente Anwar Sadat en 1981.
Yihad global. Una variación importante durante la década de los noventa será el surgimiento de una nueva forma de extremismo llamado “yihadismo global”, resultado de una posición doctrinal adoptada por Osama Bin Laden que hacía hincapié en la lucha contra los Estados Unidos, por encima del combate a los gobiernos locales.
Esta doctrina de una yihad global implicó una inversión de las prioridades de los grupos islámicos violentos tradicionales. De esta forma, el Dr. Ayman al-Zawahiri, principal ideólogo de al-Qaeda, planteó en su texto Caballeros bajo la bandera del Profeta, que antes de que un Estado islámico se instalara en un país como Egipto, los musulmanes “necesitaban defender todo el mundo islámico contra la inminente amenaza militar planteada por los EE. UU. y Occidente”. Así, los militantes de la yihad global, muchos de los cuales habían participado en la guerra contra los soviéticos en Afganistán y se vincularon posteriormente en redes como Al-Qaeda, adoptaron un patrón operativo transnacional, que implicaba atacar objetivos internacionales en su zona de combate local y llevar a cabo ataques terroristas lejos de su base territorial, por ejemplo en Europa o en EE. UU.
La irrupción del EIIL supone ciertas modificaciones en la estrategia convencional del yihadismo global representado por Al-Qaeda. Por un lado, el EIIL y Al-Qaeda comparten varias características. Ambos grupos tienen un tronco común: los orígenes del EIIL se remontan a la Jamaat al-Tawhid wa-l-Yihad, organización fundada por Abu Musab al-Zarqawi, que a partir de 2006 se transformaría en el Estado Islámico de Irak, brazo local de al-Qaeda. Ideológicamente ambos grupos adhieren al Islam puritano y rigorista del wahhabismo, patrocinado por Arabia Saudí. El “Kitab al-Tawhid”, una colección de hadices (narraciones de los hechos y máximas del profeta) dudosos y estrictos interpretados por el predicador fundamentalista Mohammed ibn `Abdul-Wahab, es considerado como el referente fundamental de ambas organizaciones. Ambos grupos terroristas hacen un uso intensivo de los medios y las redes sociales y se han nutrido de apoyos económicos provenientes del Golfo Pérsico.
Organizaciones diferentes. Más allá de estas y otras similitudes, las diferencias entre Al-Qaeda y el EIIL no dejan de ser notorias: si Al-Qaeda era manejada de forma centralizada por Bin Laden y sus lugartenientes, el EIIL parece tener una organización fundamentada en el liderazgo colectivo. Mientras que Al-Qaeda se ha centrado en actividades yihadistas militares, el EIIL ha optado por una implantación territorial y establecer un Estado, con una burocracia, aparatos represivos, un sistema de administración de justicia y un sofisticado sistema de financiamiento. A diferencia de Al-Qaeda, el EIIL adhiere con más celo al takfirismo, doctrina que considera que los musulmanes que no practican “correctamente” la fe son infieles, o kafirs a quienes es necesario eliminar. De ahí, el uso extremo de la violencia –sin precedentes en la historia del yihadismo moderno– contra grupos como los chiitas, alauitas, sufís o yazidis, que constituyó uno de los motivos de la ruptura con Al-Qaeda en febrero de este año, y generó también críticas hacia el EIIL de ideólogos yihadistas independientes, como Abu Muhammad al-Maqdisi o Abu Qatada al-Filistini.
Desde que el número uno de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, ordenó –sin éxito – al EIIL que retornara a Irak y dejara el campo de batalla sirio al grupo Jabhat al-Nusra, los dos grupos se encuentran en una disputa abierta por la supremacía del movimiento yihadista mundial. El EIIL considera que la conducción de al-Zawahiri en Al-Qaeda es ilegitima y una “desviación” de la línea de Bin Laden. Algunas filiales de Al-Qaeda como el grupo al-Murabitun, que opera en el Sahara, o al-Shabaab de Somalia, han reiterado su lealtad (o Bay'ah) a al-Zawahiri, mientras que otras ramas como Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) han manifestados su apoyo al EIIL. Como se puede apreciar, la rivalidad no se limita a la metodología ( manhaj ) sino también a liderazgos.
Hasta el momento, el EIIL parece llevar la delantera frente a una Al-Qaeda debilitada desde la muerte de Bin Laden y erosionada por las escisiones internas. Aunque es difícil saber cómo va a transcurrir esta disputa interyihadista, es probable que se desarrolle sobre un marco geográfico muy amplio y durante un periodo largo de tiempo.